martes, 23 de febrero de 2021

Los Puentes de la Historia 200 años después

Por Carlos Tovar

La construcción de una emergente hegemonía cultural basada en la valoración de las luchas históricas de la nación venezolana y su incidencia en la conciencia colectiva de nuestro pueblo, han afectado los planes y apetencias imperiales del capitalismo mundial, siendo esta la razón fundamental para que Venezuela sea declarada como una amenaza inusual y extraordinaria.

La titánica autoridad moral y la inmensa labor comunicacional del Comandante Hugo Chávez Frías, lograron despertar en el imaginario colectivo de nuestros pueblos los fulgores del pensamiento bolivariano, activando en ellos su espiritualidad identitaria y el anhelo dormido y otrora derrotado, de luchar por la construcción de una patria grande, soberana e independiente, dislocando los planes expansionistas neocoloniales de un imperio en franca decadencia.

La doctrina del cambio de régimen por parte del gobierno estadounidense, implementada desde el año 1999, no ha escatimado recursos para financiar y ejecutar todas las estrategias de guerra multifactorial produciendo inmensos daños en la vida social, económica y humanitaria del pueblo venezolano pero, también ha permitido poner en evidencia la resiliencia patriótica de nuestro pueblo, en abierto contraste con el apátrida y torpe accionar de las fuerzas fascistas nacionales e internacionales.

El respaldo sistemático otorgado a la oposición venezolana por parte del gobierno norteamericano desde el inicio de la presidencia del comandante Hugo Chávez, deja como resultado un amplio expediente público, notorio y comunicacional de golpe de Estado, intentos de magnicidio, atentados y crímenes a dirigentes, sabotajes terroristas a los servicios públicos, insurrecciones (guarimbas) y ataques financieros que han dejado inmensos daños materiales y dolorosas pérdidas de vidas humanas.

En el año 2015 luego de obtener, mediante el transparente sistema electoral venezolano, un significativo triunfo en las elecciones para la Asamblea Nacional, la oposición inicia un proceso de desconocimiento de la institucionalidad del país, usurpando funciones de gobierno con la mirada complaciente de algunas naciones del mundo en un descarado intento por destruir el Estado Nación, utilizando el poder legislativo para solicitar el bloqueo comercial y financiero del país, facilitar la confiscación de innumerables activos y recursos económicos, sometiendo a nuestro pueblo a la mayor indefensión y privación de todos los derechos humanos consagrados en la Carta de las Naciones Unidas, llegando al extremo de solicitar, sin la menor vergüenza, la intervención de una potencia militar extranjera.

La vulgar y antidemocrática amenaza con la que toman acto de posesión las nuevas autoridades de la opositora Asamblea Nacional en enero de 2016, al fijar un plazo de 6 meses para tumbar al gobierno constitucional de la República, determinó su estrategia insurreccional que se manifestó en las criminales Guarimbas del año 2017, donde la barbarie y el caos fueron sus tácticas preferidas llegando al extremo de quemar vivos a venezolanos por su color de piel y su aspecto de parecer chavista.

Asombrosamente el mundo no se pronunció con la vertiginosa rapidez con que reaccionan frente al más torpe fake news atribuido al gobierno bolivariano o a nuestro presidente Maduro. Ante esta atónita indiferencia y en su condición de máximo líder y estratega de nuestra revolución, nuestro presidente obrero, sensible al dolor de su pueblo, convocó a una Asamblea Constituyente que exorcizó la conjura y le devolvió, abruptamente, la anhelada paz a la Patria de Chávez y Bolívar.

Ante tantas derrotas el ex embajador de EE.UU. en Venezuela William Brownfield señaló públicamente “En este momento la mejor resolución sería acelerar el colapso aunque produzca un período de sufrimientos mayor por un período de meses o de años” y basados en esta determinación promueven una diáspora migratoria, inducida para convencer al mundo de la urgente necesidad de una ayuda humanitaria (de pertrechos) para salvar al pueblo venezolano.

La invasión humanitaria

El 23 de febrero del año 2019 en este segmento territorial fronterizo, se conformó un estado mayor en perfecta unión civico, militar, policial, popular integrada por el Ejército Bolivariano, la Guardia Nacional, Milicia Bolivariana, Policía Nacional, Policia del Estado, Protección Civil, Ejército de batas blancas, Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Gran Polo Patriotico, JPSUV, Federación Venezolana de Estudiantes Universitarios, Movimientos Sociales, Coordinadora Comandante Hugo Chávez, Colectivos Organizados de los Estados, Mérida, Lara, Trujillo, Portuguesa, Apure, Barinas, Zulia y Caracas, líderizado por integrantes de la Dirección Nacional del PSUV, librarón una batalla épica, una confrontación de la dimensión histórica de la Bicentenaria Batalla de Carabobo. Acá el pueblo cívico militar y policial una vez más. orientado por nuestro Presidente obrero Nicolás Maduro Moros y conducido por el Comandante Freddy Alirio Bernal Rosales, al calor de la arenga de la voz de mando inconfundible de nuestro eterno Darío Vivas, le propiciaron una contundente e histórica derrota a las hordas famélicas de bufones de la farándula mayamera, a la inmoral y corrupta dirigencia opositora y a las mal camufladas fuerzas del imperio invasor y sus gobiernos satélites.

La Batalla de los 4 Puentes fue librada por el pueblo venezolano contra un ejército camuflado, mimetizado y mediáticamente revestido de un barniz humanitario, conformado por una infantería de apariencia popular, una artillería mediática universal de alto contenido simbólico y dirigidos, en apariencia, por un nefasto y vergonzoso Estado mayor conformado por una legión de presidentes que al poco tiempo resultaron esbirros represores de sus propios pueblos y perritos falderos del imperio invasor.

Si la batalla de Carabobo selló la independencia de la patria en el siglo XIX, la Batalla de los 4 Puentes, en este siglo Bicentenario, ha sido el punto de quiebre político de la guerra multifactorial prolongada a la que ha sido sometido nuestro pueblo y sin lugar a dudas, esta honrosa victoria demolió la estrategia conspirativa y violenta de la ultra derecha nacional e internacional y le ha permitido a la oposición nacionalista y patriótica, deslindarse de una dirección mercenaria y pro imperialista para asumir la lucha política en el marco constitucional de la Democracia Protagónica y Participativa.

Hoy, a dos años de ese magno acontecimiento y al calor de la recuperación del poder legislativo nacional en legítimas elecciones por parte de las fuerzas bolivarianas, se abre una nueva etapa donde el pueblo venezolano y en especial el pueblo tachirense, se alzan victoriosos como muro de contención en defensa de la soberanía nacional y se hacen protagonistas en la reconstrucción de las nuevas relaciones sociales y políticas, para consolidar el nuevo bloque histórico patriótico que permita denunciar y derrotar las medidas coercitivas y unilaterales, contener la pandemia, recuperar nuestro Esequibo y garantizar la paz para la plena felicidad de nuestra Nación Bolivariana.

Hoy nuestra pacífica patria y todos los movimientos sociales conminamos al concierto de las naciones a hacer una lectura objetiva de nuestra realidad política, despojada de la visión parcializada de una mediática intervencionista que ha exacerbado la animadversión hacia un pueblo que solo reclama su derecho inalienable a construir su propio modelo de desarrollo, su democracia protagónica y participativa y su derecho a ser protagonista de su destino.

Gritamos ante el mundo civilizado que sólo aspiramos a construir un Estado de justicia y de derecho para asumir la orientación que nuestro libertador Simón Bolívar hiciera en su brillante discurso al Congreso de Angostura “El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”. 
 
San Antonio del Táchira
Febrero Rebelde 23/02/2021
PSUV - TÁCHIRA 

La batalla de los 4 puentes: la historia los absolverá



"Cada piedra lanzada era un misil cargado de dignidad".

En la historia de la humanidad, los puentes, en su mayoría, han estado ligados a situaciones de guerra. Los puentes sirven para unir extremos, para invadir. Desde el punto de vista estratégico se convierten en objetivos muy importantes para decidir el destino de una batalla o de una guerra. Un pasaje reciente, ya hecho histórico, ocurrido el 23 de Febrero de 2019, quedó signado como decisivo para determinar el destino de nuestro país, de nuestro proceso revolucionario:

La batalla de los 4 puentes, dos fuerzas enfrentadas: 

La Patriota y la anti Patria

La fuerza enemiga pretendiendo invadir la tierra Bolivariana bajo el pretexto de ingresar la llamada "ayuda humanitaria," una banda conformada por mercenarios montó como abreboca un concierto musical que denominó Venezuela AID live (por Venezuela ayuda y libertad), un show que pretendía recolectar 100 millones de dólares para financiar parte de la guerra.

El rechazo a la fuerza invasora daría una sensación de caos, lo que motivaría el ingreso formal de la la tropa gringa. Dicha patraña de ayuda humanitaria contaba con el apoyo del narco gobierno de Ivan Duque, más la comparsa de la OEA de Almagro y los gobernantes satélites de Trump (Brasil, Perú, Ecuador, Paraguay).

Como oposición al concierto mampara de la invasión montado en la fronteriza Cúcuta, en tierra Bolivariana se montó el concierto Trump, saca tus manos de Venezuela, haciendo un llamado a La Paz y contra el fascismo.

Cuatro frentes de batalla abrió el enemigo:

1. El puente Simón Bolívar en la zona de Villa del Rosario, norte de Santander, coordinado por el diputado opositor José Manuel Olivares.

2. Puente binacional Tienditas, comandada por el experto salta talanquera Ismael García.      

3. Puente internacional Francisco de Paula Santander, entre Cúcuta y Ureña, bajo la responsabilidad de la opositora y hoy prófuga de la justicia Gaby Arellano.
                                  
4. Puente Unión, en Puerto Santander, coordinado por Omar Lares.
                                     
El río corre por debajo de los puentes, por encima vienen las hordas fascistas con su carga de odio y su intento de cubrir de sangre el suelo patrio, venían disparando sus balas de traición, balas mercenarias.
                        
El Clarín de la Patria llama, responden los patriotas con piedras de dignidad y con valentía sin límites terminan por imponerse, la fuerza cívico militar bajo la consigna de no pasarán ¡Las bandas fascistas no pasarán! la Patria no se vende, la Patria se defiende.

Triunfo ante la fuerza invasora liderada tras bastidores por el imperial Trump y sus acólitos falderos de la OEA y los apátridas opositores que un mal día nacieron en Venezuela.
 
¡Honor y gloria a los patriotas que ingresaron en las páginas de la historia patria!

Víctor José Machado Martínez
22/02/2021

23 DE FEBRERO 2019: LA SEGUNDA DE CARABOBO

Por Eduardo Marapacuto/Edith Guerrero Lugo


El año pasado escribimos "23 de febrero: La Batalla de los cuatro Puentes en Defensa de la Soberanía de la Patria", hoy queremos reescribir ese primer análisis y lo hemos titulado "23 de febrero de 2019: la Segunda Batalla de Carabobo". Consideramos que así como es reconfortante reencontrarse con el pasado y los hechos trascendentales de la vida y la historia, también es vital encontranos de frente con el presente, por que si en algo debemos estar claros todos los venezolanos y venezolanas es que la situación que estamos viviendo es fuerte y complicada, que durará hasta que logremos derrotar –por cualquier vía– este cruel bloqueo económico, financiero y comercial por parte del gobierno de los EE.UU, que a pesar de haberse producido un cambio de administración con un nuevo presidente, toda la agresión sigue intacta y remando, como para que no olvidemos que el imperio es el imperio y el enemigo es el enemigo. De allí que hay que seguir batallando todos los dias, y los que no creen en esta revolución, los que no tienen el valor de creer en la fuerza de la verdad y defender sus ideales, los que no tienen confianza en sí mismos, deben abrirse a un lado para que la causa revolucionaria siga su rumbo hacia las llanuras infinitas del destino de la patria. Consideramos que el auténtico revolucionario comprometido con este país, debe ajustarse a las razones de la revolución y jamás prestarse para obstruir el flujo dinámico de la misma, ni tampoco limitar su propia participación a la mera crítica desde la perspectiva de la pasividad o del "mojón mediático", tal como lo dijo de manera certera el camara Earle Herrera, para referirme a esos posicionamientos.

El 23 de febrero de 2019 quedará grabado en la historia como el día cuando el pueblo venezolano se echó "el miedo a las espaldas para salvar a la patria". Esa fecha marca un momento cuando un ala extrema de la oposición venezolana, junto al peligroso imperio norteamericano y otros países lacayos y aliados de la maldad, parecían haber surcado el cielo con sus amenazas de fuego pesado, ocultas tras el artificio de la "Ayuda Humanitaria".

Las intenciones eran rastreras y ardieron encima de las cargas de odio, dejando el humo negro con el olor del desencanto. En tanto, los rastrojos se movían por debajo del puente, donde se dieron fuertes escaramuzas, para ser finalmente derrotados en sus intentos perversos.

A dos años de esa fecha heroica del 23 de febrero de 2019, decimos que cuando un pueblo adquiere la conciencia revolucionaria puede confiar en su porvenir, porque precisamente, esa conciencia es la más poderosa energía que la conduce hacia el equilibrio de todas las fuerzas y el potencial nacional. Por eso expresamos que los destinos de un pueblo requieren ser contemplados en su heroísmo y en sus acciones permanentes. No son estos tiempos para la confusión, el abatimiento o la desorientación, sino para levantar la voz de la resurrección soberana y la independencia.

Han pasado muchas cosas desde aquella fecha, sobre todo que el gobierno de los Estados Unidos ha desatado una tempestad de fuego sobre Venezuela y en medio de ese trágico espectáculo, todos contemplamos con dolor, la violación de todos nuestros Derechos como nación y de todos los Principios del Derecho Internacional; violaciones constadas por la Relatora de la ONU y plasmadas en su informe contundente. Precisamente, ante todas esas agresiones, ha llegado la hora de unir todas nuestras energías en un solo sentimiento y una misma aspiración: Trabajar por la grandeza y bienestar de la patria.

De verdad, en estos momentos hay que tener criterio de certidumbre y claridad en las convicciones, porque es la lucha y no la pasividad la que construye el carácter de los pueblos. Son los convencimientos los que forman una personalidad armoniosa y fecunda, intensa en el esfuerzo y serena en la satisfacción del deber cumplido. Nosotros no tenemos huellas de sangre manchada, sino de justicia y libertad. Esa es nuestra historia y nuestra verdad, que se compone de victorias y sueños; pero hoy en día Venezuela tiene un destino histórico que cumplir y no es otro que concentrarse en la reafirmación de Carabobo. De allí que debemos adentrarnos en el pensamiento y la acción liberadora, en los terrenos de la realidad y cada vez que se dupliquen los obstáculos y las fuerzas contradictorias nos impidan el avance, también nosotros redoblemos el combate, donde nuestra ofensiva tiene que ser activa; por eso es importante la unidad de todas las fuerzas, porque las revoluciones triunfan cuando el pueblo es su aliado.

La luz de la razón y la libertad de la palabra nos llevan a decir que Venezuela está sentenciada a ver triunfar un porvenir luminoso, pero para llegar hasta allá, hasta esa meta deseada, todos debemos avanzar seguros por los caminos de la verdad, donde la conciencia revolucionaria sea la fuerza que señale la dirección hacia nuestro verdadero destino. No está demás decir que la revolución venezolana tiene ojos, tiene manos, tiene alma y espíritu; pero son los pueblos los que le dan vida con sus soplos de ilusiones. Solos y desunidos seríamos como las noches sin luna que se pierden en la inmensidad de los deseos e intenciones. No olvidemos que somos un pueblo digno que sigue el camino hacia el glorioso porvenir y con el esfuerzo de todos los revolucionarios y revolucionarias podemos alcanzarlo. Debemos ser perseverantes en los propósitos, leales en el compromiso y consecuentes en la conducta. Nada de distracciones. Como hijos de esta tierra debemos estar las veinticuatro horas del día, con el pensamiento puesto en la defensa de nuestra patria. Debe ser el punto focal del compromiso y el justificante de la más absoluta lealtad.

Este 23 de febrero, al cumplirse dos años de la Batalla de los Cuatro Puentes, decimos que las coordenadas de la vida nos indican que vamos avanzando por el camino correcto de la historia y en tanto y en cuanto y por lo mismo y tanto, debemos exaltar el patriotismo de esa fecha y manifestar este entusiasmo y alegría por todos los rincones de la República. El camino ha sido escabroso, pero hoy señalamos con mucha seguridad que no estamos en una encrucijada, porque más que un destino, el pueblo revolucionario escogió una dirección. La Revolución Bolivariana está en la consciencia de los venezolanos y venezolanas, y en los pueblos del mundo.

Estamos iluminados por la antorcha de la razón y la verdad, cimientos donde el pueblo venezolano y el gobierno revolucionario no solo han buscado y mantenido la paz por todos los medios, sino que también estamos resueltos a defendernos como nación. Recordemos que somos un pueblo revolucionario, después y siempre; por lo tanto, nuestra determinación es tenaz, que nos hace perseverar en el propósito para seguir siempre adelante. No tenemos duda, que nuestro país está obligado a seguir su marcha, su misión y su destino; por tanto, estamos obligados a defendernos, hacer frente a las circunstancias y luchar para no caer en la agonía de los tiempos. A los revolucionarios y a toda la sociedad venezolana nos une un lazo común: la patria. Y todos como un solo cuerpo debemos estar preparados para defenderla y colaborar siempre con la victoria, porque si bien es hermoso morir por la patria, también es hermoso tener una patria por la cual luchar y vivir. En ese sentido, los tiempos presentes reclaman el esfuerzo máximo de cada uno de nosotros, donde el compromiso no tiene horas, ni depende de los entusiasmos, las tristezas o de otras circunstancias.

Sabemos que las intenciones del imperio norteamericano son tomar por asalto a nuestro país para someterlo, robarle y expropiar sus riquezas; entonces el pueblo venezolano debe aferrarse a los planes de la revolución y ponerse al amparo de los ideales de nuestros libertadores. Nunca se debe bajar la cabeza ante ninguna resolución tomada por cualquier imperio, porque ningún país, ni nadie tiene el derecho de imponer gobiernos aquí, al menos que sea el de nosotros mismos. Además, debemos estar conscientes que hacer una revolución es una obra de enorme esfuerzo y responsabilidad; de allí que debemos constituirnos y organizarnos en el marco de un gran poder colectivo equilibrado y en armonía, donde el antagonismo no exista entre nosotros. Tenemos que construir la verdadera unidad de conciencia y de acción, que al final nos dará la victoria, porque hemos elegido bien los medios: el diálogo, la paz y la Constitución; lo que significa que estamos en la ruta correcta de la historia.

Hoy más que nunca Venezuela es una nación que define su destino en la senda del compromiso, la lucha y el combate por la libertad. Como el Ave Fénix, resurgimos y renacemos de las cenizas para vencer las dificultades. De allí que es necesario insistir en las dimensiones de esta lucha que libramos contra el imperio norteamericano y contra los traidores internos; precisamente, para preservar nuestra libertad y consolidar el proyecto socialista. Debemos conocer los planes hostiles de los enemigos, las conspiraciones y los tiempos urdidos contra nuestra patria. Debemos conocer nuestros puntos deficientes y débiles, pero también nuestras fortalezas para alcanzar un nivel muy alto de lucha que nos asegure la fuerza para vencer. Jamás debemos rendirnos. Hay que seguir el ejemplo de los hombres y mujeres que ese día defendieron la dignidad de este noble pueblo. Nosotros debemos persistir en esta lucha histórica de defensa de la patria, retomando el camino que nos trazaron nuestros libertadores a través de la acción revolucionaria sincera y auténtica. No olvidemos que el grito de libertad es como un rayo que atraviesa raudo el firmamento de la patria.

Finalmente, decimos que somos un pueblo vivo y fuerte, que no se rinde ante las circunstancias, sino que lucha porque ama la vida y quiere vivirla plenamente.

San Cristóbal, 23 de febrero de 2021

sábado, 20 de febrero de 2021

¿"Vaselina" Biden?

Por Vladimir Acosta
Febrero 17, 2021


En estos días, Joe Biden ha comenzado a hacer público sus planes de política internacional. Se nota que esa política intenta recuperar en lo posible el dominio imperial de Estados Unidos sobre el planeta, debilitado seriamente en los cuatro años del desastroso gobierno de Trump, producto de sus errores, arrogancia, despliegue de insultos, bombardeo diario de amenazas, bloqueos económicos y sanciones criminales contra medio mundo.

Ya he dicho que se trata en lo esencial de regresar a la hipócrita política de Obama, pero como después del desastre de Trump todo se ha vuelto más difícil, dada la profunda crisis en que se encuentra hundido su país, Biden debe combinar, como gusta su partido, y más aún en este caso, lenguaje diplomático con amenazas veladas, todo ello acompañado de esbozos de agresión militar, para mostrar que, aunque dispuesto otra vez a conversar, al menos con los grandes y poderosos, Estados Unidos sigue siendo el amo del mundo, el país indispensable, y que por ello no acepta ambigüedades ni dudas al respecto.

Así, para el que no se someta a su hegemonía, más temprano que tarde habrá amenazas, sanciones y violencia. Y los aviones, misiles, drones, acorazados y marines, o mercenarios, que es lo que se prefiere ahora, estarán como siempre listos para actuar (empantanándose en otra criminal guerra sin salida). Dicho en forma gráfica, se trata de sonreír, de no insultar; de copiar lo que en otro plano se hace con la vaselina, cuya conocida propiedad es que puede engrasarlo todo con suavidad facilitando las penetraciones. Se busca no pasar de moderadas amenazas verbales que puedan ser absorbidas sin queja por sus receptores como parte del mensaje imperial, apoyado a cierta distancia en los usuales despliegues de armas y tropas, mantenidos en la retaguardia, pero siempre al alcance de la vista.

Lo principal para Biden es redefinir la política de Estados Unidos frente a sus dos principales rivales: Rusia y China. Pero en esto el maquillaje no funciona porque él se mantiene en la torpe trampa de querer enfrentar a ambos juntos. Trump fue al menos coherente en esto: trató de suavizar la relación con Rusia, envenenada por los demócratas, para centrarse en su feroz guerra de sanciones contra China. Pero Biden también fracasa porque les habla además a los dos países de mejorar relaciones siempre que se sometan a su discurso falso y agotado en el que Estados Unidos sigue pretendiendo ser no sólo dueño del mundo sino paradigma de democracia y de defensa de esos derechos humanos que es el primero en pisotear. Parece no entender que se enfrenta a dos países grandes y poderosos que no aceptan más amenazas ni atropellos de ese decadente Imperio.

A Rusia vuelve a reclamarle sin base interferir en las elecciones estadounidenses y además violar derechos humanos. Rusia le ha respondido poniendo las cosas en su sitio. A China le reclama abusos económicos, robo de propiedad intelectual y violación de derechos humanos. Y China le responde diciéndole que se ocupe de sus problemas y se cuide de seguir interviniendo en el Tibet, Xinjiang y Hong Kong, que son parte de China, como también lo es Taiwan, y que ha decidido impedir la presencia amenazante de sus naves de guerra en el Mar del Sur de China.

Es que el Imperio no cambia ni puede cambiar. Su lenta pero imparable decadencia lo vuelve más agresivo. Y hace una semana el general Charles Richards, jefe del Stratcom, el Comando estratégico de Estados Unidos, publicó un artículo diciendo que su país debe prepararse pronto para una guerra nuclear contra Rusia y China. Y el Pentágono afirma que comparte esa idea. No tengo forma de evaluar su validez. Pero es algo a tomar en cuenta. Y es que todo este tema merece un análisis que exige más espacio. De modo que lo haré en un próximo artículo.

Donde sí podría marchar el maquillaje es en Europa. Ésta ha mostrado que descartó hace tiempo la idea de ser una alternativa geopolítica. Gobernada por derechas dóciles al Imperio, acusan de todo a Rusia y aceptan la hegemonía estadounidense. A cambio de su servilismo, sus gobiernos solo piden que no se los humille, al menos en público, como hizo en forma brutal Trump. Y eso coincide con lo que Biden quiere hacer. Empero, hay problemas, y en el fondo un sordo descontento. Igual que Trump, Biden quiere forzar a Europa a descartar el gas ruso que tanto le conviene, para comprar el más costoso gas estadounidense, dejando sin concluir el gasoducto Nord-Stream 2, algo que Alemania rechaza. La vaselina tiene límites. El Imperio va a presionar; y no olvidemos que más de la mitad de sus bases militares se hallan en Europa, empezando por Alemania.

En el caso de Israel y Palestina apenas es posible el maquillaje. Biden no puede hacerlo ni le interesa. Su gobierno es tan sionista y defensor de Israel y de sus crímenes como lo fue el de Trump. Es que el poder estadounidense depende de Israel. Casi todos los altos funcionarios de Biden son sionistas; y su dependencia empresarial del sionismo es plena, destacando la que mantiene con Black Rock y sin olvidar que Biden mismo es católico sionista y el marido de la vicepresidenta un sionista conocido. La sola diferencia con Trump es que Biden ofrece limosnas a los palestinos y les hace envaselinadas promesas tan mezquinas como engañosas. De modo que lo acordado entre Trump y Netanyahu no se toca.

Dice Biden querer volver al Tratado antinuclear de 2015 que Irán firmó con Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania, y que, pese a la oposición de Europa, Trump denunció sin base alguna para servir al interés de Israel y sancionar a Irán. No será fácil volver, pues Irán, tras esperar dos años y ver a Europa aceptar la voluntad imperial de Trump, reanudó el enriquecimiento de uranio. Biden ha nombrado un representante suyo defensor del acuerdo, pero su soberbia y sujeción a Israel lo llevan a exigirle a Irán detener su enriquecimiento a cambio de nada, lo que éste con razón no acepta por haber sido el único país que respetó el Tratado mientras Trump lo sancionaba sin razón y los cobardes europeos se rendían a la voluntad del amo. Aquí no cabe maquillaje, pues Biden quiere imponer su voluntad imperial a Irán y no osa disgustar a Israel. Irán no cede, él tampoco. Todo se paraliza, y el Imperio aprovecha para cruzar los cielos del Medio Oriente con sus bombarderos y mostrar un acorazado suyo en el Estrecho de Ormuz. La amenaza imperial está presente y, de darse el acuerdo, parece que no será de inmediato.

Con Cuba, tampoco Biden lo tiene fácil. Obama embolató a los cubanos con su visita y sus promesas, pero Trump se encargó de agredir y bloquear a Cuba llegando hasta a volver a declararla terrorista. No es fácil volver atrás, y Biden necesitará mucha vaselina para lograr algo. Y de paso, imitando en esto también a Obama, haciéndolo para intentar separar a Cuba de Venezuela.

En el caso de Venezuela sería difícil hablar todavía de maquillaje. Hasta ahora solo hay ambigüedad y contradicciones entre el lenguaje y la conducta del gobierno estadounidense. Se menciona sin mucha precisión la posibilidad de que el gobierno Biden, mientras sigue reconociendo como presidente al títere de Trump que es también títere suyo, quizá negocie con el gobierno venezolano aligerando con vaselina algunas sanciones. Sin embargo, hasta ahora lo real es que el Secretario de Estado Blinken reitera su amenaza de endurecerlas mientras Biden guarda silencio. Y en medio de todo, especulaciones en la prensa imperial sugieren que quiere restar protagonismo mediático al tema de esas criminales sanciones contra nuestro país antes de intentar suavizarlas, no se sabe a qué precio.

En fin, parecería que lo que el Monstruo tiene para Venezuela es vaselina rancia.

martes, 9 de febrero de 2021

LAS REVOLUCIONES EN EL SIGLO XXI

Por Eduardo Marapacuto


En los inicios de esta tercera década del "siglo XXI miles de millones de seres humanos viven en la pobreza o en sus umbrales. Más de la mitad de los siete mil seiscientos millones de habitantes de la Tierra carecen de medios materiales, recursos económicos y rentas suficientes para llevar una vida digna, y la mayoría de la población mundial habita países gobernados", supuestamente por la racionalidad política. 

Para cambiar esta lamentable situación es preciso una revolución, que no vendrá por las nuevas tecnologías, pues mal usadas son un arma más para el verdadero adoctrinamiento, el sectarismo y la desigualdad; sino de la mano de la decencia y honradez en la praxis de la política, de la educación y el respeto en las escuelas, las universidades, en la sociedad y los núcleos fundamentales de las familias; de la igualdad de condiciones, trabajo y oportunidades políticas, económicas y sociales para todos los hombres y mujeres; de la erradicación del analfabetismo (sobre todo el funcional), de la justicia y la libertad; del respeto al medio ambiente y de la implantación de un sistema de solidaridad que impida el triunfo de la irracionalidad y de las conductas excluyentes y de las religiones e ideas impuestas a la fuerza. Esas deberían ser las premisas y los conceptos a enseñar en todos los colegios, en todas las universidades, en todos los centros de educación, a todos los estudiantes. Sobre eso deben afincarse las revoluciones del siglo XXI. 

Desgraciadamente, día a día, políticos como Donald Trump, Iván Duque, Sebastian Piñera, Jair Bolsonaro y unos cuantos más, parecen empeñados en que el mundo amanezca cada mañana caminando en la dirección contraria.

(Cf. artículo original, en el Periódico de Aragón).

viernes, 5 de febrero de 2021

4 de febrero de 1992: ¡El Despertar Revolucionario!

Por Eduardo Marapacuto


Si miramos en retrospectiva, todas y todos debemos recordar aquella madrugada intensa y luminosa del 4 de febrero de 1992. Tal vez, esa noche antes, muchos se habían acostado sumidos en la más profunda de las tristezas, con las esperanzas colgadas en los parpados de sus ojos. Así se acostaba la gente en el país de entonces, impregnado por un ambiente gris y desolado. Aunado a ese escenario de dolor y de llanto aparecían los partidos del status (AD-COPEI) nadando en las aguas putrefactas de la corrupción y como si nada ocurriera en este país y a lo interno de la sociedad venezolana, se fue acumulando un profundo desprecio por la dirigencia política de esos partidos, desplazados ahora por las fachadas partidistas como Voluntad Popular y Primero Justicia, que en realidad son empresas de negocios, auspiciadas por los imperios, que son los que cobran; por supuesto, repartiendo porcentajes de millones de dólares con los principales dirigentes corruptos, traidores y asesinos de esos partidos nefastos para la salud de la patria y de toda la sociedad.

La frustración colectiva no sólo se quedaba allí, en las voces de la gente y el mirar frio de los partidos, sino que había un desencanto generalizado contra la democracia puntofijista e inclusive hacia sus dirigentes. Parecía que no había salida, porque el consenso amarrado en el Pacto de Puntofijo había sido tan trenzado que impedían su desamarre. El sistema político estaba tan rancio que hasta para elegir a una “Reina” o “madrina” de unos juegos de bolas criollas, se consultaba al CEN (Comité Ejecutivo Nacional) de AD o a la cúpula de los Socialcristianos. Tanto así, que un día por allá en el pueblo de Maqueronte, se armó todo un alboroto por la elección de una “Reina” en unos de esos juegos de bolas criollas; donde en un partido político decían que había ganado su candidata y los del otro partido político decían que era la de ellos la que había ganado. En silencio, al final terminaban negociando.

Pero más que anécdotas, la democracia puntofijista era una farsa, un juego permanente, donde los medios de comunicación sólo informaban las vanidades y banalidades de quienes gobernaban el país. Por ejemplo, cuando hablaban de la chaquetica a cuadros del Presidente, o cuando micrófono en mano decían: ¡Señores y señoras, nos encontramos a las puertas de la Residencia de Gonzalo Barrios, donde el presidente Jaime Ludinchi se encuentra jugando una partida de dominó con Luis Herrera, Caldera y Eduardo Fernández; en tanto, nosotros estaremos aquí a la espera para ver que noticias tiene para el país”. Por supuesto, casi nunca había declaraciones porque al salir estaban indispuestos por los tragos que habían consumido. Esa era la verdad de Venezuela, de unos políticos y gobernantes corruptos e ineptos que se burlaron durante décadas de la fe de nuestro pueblo.

Por eso, en esa madrugada de luna llena, llegó el 4 de Febrero de 1992, montado en el rocio de la esperanza para empezar a mirar hacia el horizonte de la patria posible. Hace 29 años que se sembró la revolución bolivariana en la conciencia de nuestro pueblo. Y como dice mi amigo Ronald Blanco LaCruz, protagonista y testigo de acción de esa rebelión militar, "el 4-F activó Poder Constituyente".

Efectivamente, ese día, 4 de febrero de 1992, apareció en escena Hugo Chávez Frías y la voz cobró conciencia política para decirle a su pueblo esa frase del "POR AHORA", que quedará grabada con letras de oro en la historia de nuestra patria.
¡Viva el 4 de Febrero!

San Cristóbal, 4 de Febrero de 2021

jueves, 4 de febrero de 2021

YO CONOZCO A HUGO MOYER

Por Eduardo Marapacuto


Si la memoria no me falla, creo que fue por allá en el 2005, cuando un día se presentó en el Fondo Editorial Simón Rodriguez, del cual yo era Gerente. El visitante traía en sus manos 5 galones de ideas y de conciencia. Tengo cientos de miles de galones en mi casa, pero por ahora, aquí están estos 5 galones, son los Combustibles de la Revolución, me dijo. Efectivamente, apenas destapé uno, la oficina se impregnó del fuerte olor de las grandes ideas, de la pasión por querer construir una patria, de la fe y la esperanza por querer consolidar el proyecto revolucionario. Así arrancamos una amistad de respeto, de reconocimiento, de cariño y aprecio, que son los ingredientes básicos para construir y consolidar una amistad verdadera. De inmediato, pusimos en marcha la tarea de trasegar ese combustible y lo convertimos en un libro, el cual publicamos a los pocos meses. De todo ese conocimiento y sabiduría que tiene Hugo, que es como una autopista de miles de kilometros, le pedí que me dejara recorrer los primeros doscientos metros y así fue como escribí dos páginas del prólogo para esa publicación. Bueno y allí están esos Combustibles, rodando en la mente de muchos, pero también poco utilizados por otros muchos; algunos prefieren combustibles de marca, ideas acomodaticias y rebuscadas, pero no las expresadas en los 5 Combustibles de la Revolución. Hay que seguir andando, hay que seguir luchando, no debemos detener la marcha, allí están los 5 Combustibles de la Revolución, con nuevos aditivos para encender los motores del proyecto revolucionario. Allí están las ideas y el conocimiento de Hugo Moyer, un ser humano con una gran inteligencia, que no le ha sido dada por haber estudiado mucho, ni tampoco por haber leído montañas de libros, ni haber meditado en cientos de amaneceres, ni por haberse arrechado miles de veces. Recordemos, la sabiduría la da la experiencia. Entonces decimos: Hugo Moyer es un ser humano que tiene una gran sabiduría.

4F: ¡Por ahora y por siempre!



Aquél día quedaría registrado para la historia, un hombre convertido en miles, estaba en la pantalla televisiva, era el rostro de Guaicaipuro, José Leonardo y Bolívar despertando luego de más de 100 años. Una boína roja y un brazalete tricolor complementaban el uniforme de combate simbolizando el ejército patriota.

El por ahora disipó la idea de que se estaba anunciando una derrota.

Meses antes las paredes de San Cristóbal amanecían pintadas con las siglas del MBR 200, era el preludio de lo que estaba por acontecer. Un día llegaron a mi apartamento Samuel y Requena, venían olorosos a conspiración; meses antes era el rostro generoso de Kleber Ramírez, andaba entre pueblos y ciudades trabajando para la rebelión. Años antes, por la Academia Militar y por los cuarteles una fuerza incendiaria navegaba de voz en voz, era la fuerza rebelde de la insurrección.

El 4 de Febrero de 1992, se abrió una vez más la compuerta del dique para dar cauce libre a esa fuerza histórica de rebeldía acumulada desde Guaicaipuro y José Leonardo; serían luego Bolívar, Miranda, Sucre, quienes en largos combates romperían las cadenas de opresión. El agua correría liberada por varios años luego de la batalla de Carabobo. Nuevamente se cerró la compuerta y vino Zamora con su grito de tierra y hombres libres y su canto de "¡Oligarcas temblad, viva la libertad!" La historia continuaba detenida, entonces viene Fabricio Ojeda, el guerrillero heróico con su ejército de pueblo… y la historia seguía después paralizada.

La política de Carlos Andrés Pérez reflejada en hambre, miseria y represión hace una vez más despertar al glorioso y bravo pueblo, son los días 27 y 28 de Febrero y 1 de Marzo de 1989, se le llamó el Caracazo, el río rebelde fue reprimido a balazo abierto. Ello avivó más el motivo para la insurrección. Y llegó el 4 de Febrero, la madrugada se vistió de boínas rojas y de brazalete tricolor, los Patriotas despertaron vestidos de alegría para el combate, ahí estaban Hugo Rafael Chávez Frías, Francisco Javier Arias Cárdenas, Urdaneta, Chirinos, Ortiz, Ronald Blanco La Cruz, Madrid Bustamante, Diosdado Cabello y muchos más oficiales, sub oficiales y soldados en primera línea de combate, una batalla más había comenzado, a ellos se habían incorporado estudiantes y unos cuantos civiles… el pueblo celebró luego aquél acto de dignidad y rebeldía.

Por Ahora se convertiría años más tarde en un Por Siempre [y para siempre].

Víctor José Machado Martínez
04/02/2021 

miércoles, 3 de febrero de 2021

ANTONIO JOSÉ DE SUCRE: EL SOLDADO QUE SEMBRÓ LA LIBERTAD. (Nació el 3 de febrero de 1795)



Por Eduardo Marapacuto

Antonio José de Sucre (1795- 1830) es uno de los venezolanos
más preclaros que entró en las páginas de nuestra historia por amor a la libertad, a la patria y a su pueblo. También por su probidad, desprendimiento, ecuanimidad y justicia en el cumplimiento de sus deberes como hombre y como soldado de un ejército que se echó el miedo a las espaldas para romper las cadenas que oprimían a nuestras sociedades.

Antonio José de Sucre y el padre de la patria, El Libertador Simón Bolívar, son las figuras tutelares, creadoras y resplandecientes de nuestra patria. Por ello han trascendido los umbrales de la historia de la
inmortalidad.

La vida y obra de Antonio José de Sucre está llena de episodios interesantes, que se llenan de luz con los grandes aportes que
dejó para beneficio de toda América Latina y de toda la humanidad. Fue él un excepcional hombre de su tiempo, quien con sus reflexiones y preocupaciones
por la libertad e independencia de nuestros pueblos marcó pauta en el tiempo que le tocó vivir. Junto con el ejército patriota él se dedicó a construir un mundo mejor, una patria independiente de todo dominio foráneo.

Su preocupación fue amplia y se extendió por todos los pueblos, las llanuras y cordillera andina, llegando hasta Perú y Ecuador, que hoy a 226 años de su nacimiento, todavía andan luchando contra los grupos oligárquicos para construir los espacios de la libertad y la revolución.

Sucre fue testigo puntual de una historia que se desarrolló
con violencia. De allí, tal vez, su pensamiento y su energía los concentró en el puño y filo de una espada para lograr la verdadera originalidad de las
sociedades americanas. Su espada nunca la empuñó para asesinar, sino más bien para romper las cadenas del odio y la opresión, que mantenían hundida a América en los charcos de la ignorancia y el sometimiento.

El despertar de América, el despertar de nuestra patria
Venezuela, comienza con los primeros gritos de Bolívar y Sucre. Con ellos nace la semilla de la libertad. Sucre y Bolívar, fueron la energía que impulsó a Venezuela, a Colombia, a Bolivia, a Ecuador y Perú, a emprender la marcha por los caminos de la independencia. Ambos fueron protagonistas de
una época. Sus influencias, sus pensamientos no dejan de sentirse en la actualidad, especialmente en estos momentos cuando grupos oligárquicos, apoyados por los imperios, quieren acabar con sus legados y pensamiento revolucionario.

Resulta interesante recordar a estos dos hombres de nuestra
historia. Ambos dedicaron su vida, su tiempo su capacidad, sus fuerzas y toda su voluntad para darnos ese don tan preciado como lo es la libertad.
Ambos líderes abrieron las puertas para que los vientos de la libertad comenzaran a golpear suavemente el rostro y el corazón de los hijos de América. Es la hora de que todos los venezolanos asumamos como estandarte
las ideas y principios de estos dos grandes hombres.

Nacimiento y panorama histórico

Antonio José de Sucre nace en la ciudad de Cumaná el 3 de febrero de 1795. Eran tiempos de gran agitación política. Se vivían momentos desafiantes relacionados con el trono español, cuyos signos de decadencia ya comienzan a ser visibles en las colonias americanas. La inestabilidad es el signo que identifica la época en que vivió Sucre.

En España y toda Europa comienzan a darse una serie de cambios en el aspecto político, económico, social, cultural y religioso; que pronto empezaron a influir en el despertar de América que comienza a vivir su hora crepuscular. Surgen los primeros signos del descontento, anunciando las
tormentas del nuevo mundo. Y allí estaba Sucre, viendo surgir los brotes de inquietud y protesta contra el régimen colonial. Él fue testigo y protagonista de ese proceso emancipador. Él participó directamente en el movimiento independentista de América, ya que desde el principio ayudó a
sembrar las ideas de la libertad y la igualdad en la mente de todos los venezolanos y luego empuño su espada para ganar la gloria en los campos de las
batallas a favor de la causa patriótica.

Sucre recibe su primera educación en la ciudad de Caracas. «En el año 1803 [a los 13 años de edad], inició sus estudios de matemáticas para seguir posteriormente la carrera de ingenieros». Cuando comienza la Revolución inmediatamente se identifica con ésta, mostrando «desde los primeros días una aplicación y una inteligencia que lo hicieron sobresalir entre sus compañeros. Cuando se inicia la guerra, Sucre sale a campaña por el Oriente, bajo las ordenes del General Francisco de Miranda. En ese mismo año de 1810, con apenas 15 años de edad, se gradúa de subteniente. Luego en el año de 1816 (a los 21 años es ascendido a Coronel; a los 22 años es Gobernador de Guayana y Comandante General del Bajo Orinoco y luego jefe de Estado Mayor de la División de la provincia de Cumaná. En 1819, a los 24 años, es ascendido a General de Brigada; y al año siguiente es nombrado Ministro Interino de Guerra y Marina, Comisionado Plenipotenciario para tratar el Armisticio con las fuerzas de Morillo. Es jefe del Estado Mayor General y electo diputado por la provincia de Cumaná.

En 1821, a los 26 años de edad, se le confía el mando de la campaña hacia el Sur, que habría de culminar tras los laureles de la batalla de Pichincha en 1822 y la batalla de Ayacucho en 1824, que selló la emancipación de América del Sur y le valió el máximo titulo de Guerrero: Gran Mariscal de Ayacucho, que le concede el Congreso de Colombia en 1825.

A los 30 años de edad es nombrado Presidente de Bolivia, cargo al que renuncia en 1828. Dos años después Sucre es asesinado cuando se dirigía de Bogotá a Quito.

Demasiada gloria para ser soportada por los enemigos, que no soportaban la energía y el liderazgo de un hombre que estaba llamado para continuar con el proyecto de Bolívar, como lo era la libertad para todos los pueblos de América.

Sus aportes

Sus aportes son muchos y todos valiosos. Enumerarlos nos llevaría mucho tiempo. No obstante, podemos resumirlos en una sola palabra: LIBERTAD. En esa palabra están resumidas todas las preocupaciones del Mariscal Sucre, quien no descansa hasta dejarnos cobijados con el manto de la libertad. Lástima que ese manto fuera posteriormente desgarrado y picado en pedazos por los odios comprimidos que afloraron cuando los dos hijos más Grandes de América ya no estaban con nosotros. La historia tal vez hubiera sido otra. Aprovechemos la oportunidad que nos brinda la historia para enrumbar de una vez por todas a los pueblos de América por los caminos de la libertad, la igualdad y el bienestar colectivo.

Nuestra patria, nuestra América necesita de hombres y mujeres capaces y dispuestos a enfrentar el presente y el futuro con optimismo para lograr la verdadera justicia social que todos deseamos. El momento es propicio para reflexionar, para hacer un balance de lo que se ha hecho y lo que falta por hacer. Ahora más que nunca debemos estar en nuestras trincheras de trabajo y de lucha, mancomunando esfuerzos para consolidar la revolución y la patria, que los poderes hegémonicos nos quieren arrebatar. Debemos prometerle a nuestros libertadores que
aquí estaremos siempre de pie para defender los valores esenciales de la Revolución y cumplir con nuestros deberes hasta los límites del cansancio.

La responsabilidad sobre el futuro de nuestra patria no es de individualidades, sino de todos. No miremos para atrás…miremos hacia adelante y a paso de vencedores marchemos unidos, apoyando a Nicolás Maduro, para seguir cosechando victorias y cabalgando en paz hacia las llanuras fértiles de la democracia revolucionaria.

San Cristóbal, 3 de febrero de 2021

martes, 2 de febrero de 2021

El juramento de un pueblo



"Juro ante esta moribunda constitución…" una mano sobre la casi muerta, la otra mano de rebelión, alzada como buscando el viento. La cara de Caldera era todo un poema, en ese momento me hubiese gustado tener un poder, para meterme en el cerebro del ya expresidente y leer su pensamiento que seguramente decía: "este carajo llegó aquí por mi culpa…" si hubiese sabido esto, no le hubiese sobreseído su causa. ¡Pero no Caldera, no fuiste tú! Fue el pueblo que lo rescató de la cárcel de Yare, fue un pueblo arrecho que reclamaba su derecho, fue la presión, fue la insurrección de los humildes, de los desarropados, de los pata en el suelo; fueron los campesinos, los pescadores, los artesanos… fue el despertar de un pueblo convertido en llamarada quien reventó los barrotes de la prisión para buscar a Hugo Rafael, el del grito rebelde, aquél "POR AHORA", el de Sabaneta, el del juramento bajo el Samán de Güere. Fue el mismo pueblo que durante los días 27 y 28 de Febrero se había insubordinado ante él hambre y la miseria, fue ese pueblo quien reviviendo la sangre libertaria de Guaicaipuro, José Leonardo Chirinos, Bolívar, Miranda, Sucre, Zamora, Fabricio… alzó su voz, su puño para buscar la esperanza en Chávez Frías y que luego unido, fusionado en Hugo Rafael Chávez Frías se fue para Miraflores a seguir haciendo historia. Fue aquél 2 de Febrero de 1999 cuando el pueblo se hizo gobierno para comenzar a hacerse poder.

Víctor José Machado Martínez
02/02/2021

lunes, 1 de febrero de 2021

Para verdaderos creyentes

PARA: Verdaderos Creyentes
DE: Eduardo Marapacuto
CC: Sacerdotes descarriados



Escribo estas palabras sin ánimo de polemizar con nadie, más todavía cuando cualquier prelado puede opinar como guste, pero ninguna religión en general ni una iglesia en particular pueden pretender imponer sus criterios prejuiciados de la política de un país con la visión de Herodes y Judas Iscariote. Precisamente, ante los discursos descarriados de algún sacro santo sacerdote, que se cree dueño de la verdad absoluta, también es justo que nosotros podamos decir y confrontar en el marco del respeto y el diálogo racional. Por ejemplo, usted sentencia de forma prejuiciada que viene para Venezuela la islamización, que se avecinan tiempos oscuros para el país y que con la nueva Asamblea Nacional, se consolida el totalitarismo. Yo digo, perdonalo Señor, porque no sabe lo que dice.

Mi estimado Sacerdote, ¡Dios es Revolucionario!

Si “Dios es amor” como la Biblia dice, ¿Por qué deberíamos temerle? (Juan 4:16). Y de verdad, ¿por qué temer a un Dios de amor? Por el contrario, la persona cuya conciencia está limpia con deseos inmensos de construir una patria grande para los pobres, debe sentir que la fuerza de Dios está con él. Precisamente, la creencia profunda en el Ser Supremo que me inculcaron mis padres, me lleva a afirmar de manera unívoca que Dios es Revolucionario.

A riesgo de ser juzgado por algún tribunal de la inquisición o que me lleven a la hoguera atizada por traidores de la patria, digo –como ya lo dijo Pascal a mediados del siglo XVII– que hay un Dios de la fe y de la realidad viva, que nos da la energía necesaria para no desmayar en el esfuerzo de construir un mundo de paz y de justicia.

Hasta ahora hemos vivido en la tragedia de los tiempos, del conflicto eterno de los estados que han derramado mares de sangre para preservar el privilegio de castas políticas, en detrimento de millones de seres humanos cuya única esperanza es recoger diariamente las migajas que va dejando la democracia capitalista. Se trata, sin duda, de un mundo irracional, insostenible y salvaje, que está matando a pueblos enteros diariamente, como es el caso de Afganistán, Irak, Líbano y Palestina. Y como muestra del carácter terrorista de algunas democracias, particularmente la norteamericana, quedando todo al descubierto. Y aquí es donde uno se pregunta: ¿Se atreverían los líderes hipócritas de las democracias del mundo a condenar a muerte a los terroristas de la derecha? Tarde o temprano los genocidas de la derecha que hoy gobiernan en muchos países del mundo tendrán que pagar por sus crímenes contra la humanidad. El Dios revolucionario tarda pero no olvida.

Tampoco olvida Dios que América Latina fue sometida y saqueada durante quinientos años de colonialismo. En nombre del Rey y con la bendición de la Iglesia Católica, estos pueblos fueron pisoteados y aniquilados casi en su totalidad, pero gracias al poder del Padre Creador, nacieron en estas tierras auténticos líderes que por amor a su patria, dieron hasta la vida para dejar sembrada la semilla de la libertad en la conciencia de las sociedades latinoamericanas. De igual manera, nosotros tampoco olvidamos el chantaje y la manipulación de los imperios para adueñarse de nuestros recursos energéticos. A través de la compra de conciencias, fueron penetrando la estructura de los sistemas políticos, que les permitía controlar las decisiones políticas, económicas, sociales y militares que se tomaban al interior de los gobiernos y de los estados.

El funcionamiento de las democracias latinoamericanas se diseñaba y todavía se diseñan en los grandes centros de poder y la operatividad de los gobiernos estaba bajo la supervisión de los gobernantes de turno de esos centros de poder. Eran auténticas democracias tuteladas. Los líderes de nuestros pueblos debían contar con el visto bueno del imperio, quien finalmente era el que brindaba el apoyo en su carrera política. El que era contrario a los postulados de las potencias imperiales, simplemente lo aniquilaban, lo secuestraban o lo derrocaban. Abundan claros ejemplos de estas prácticas perversas desarrolladas durante años. Así tenemos el caso de Sandino (Nicaragua), Salvador Allende (Chile), Jean-Bertrand Arístide (Haití), Noriega (Panamá) y más recientemente, Hugo Chávez (Venezuela) y Evo Morales (Bolivia).

Sin embargo, nuestros pueblos nunca perdieron la esperanza en Dios. En ese Dios del amor y la solidaridad, el que protege y no se olvida de su compromiso de socorrer a los más necesitados; el Dios de las letras que quiere ver a sus hijos estudiando, que tengan atención médica, que tengan su vista clara para ver y adorar la obra que se hace; el Dios que no tiene egoísmo, que proporciona el capital semilla para la prosperidad; el Dios de las misiones solidarias que dan vida, alimentan y tranquilizan el alma de las familias venezolanas. Ese precisamente, es el Dios revolucionario con el que nos hemos encontrado.

Ese encuentro con Dios, fue lo que hizo levantar al pueblo venezolano, que hoy anda bañado en bendiciones, en discurso y acción revolucionaria, construyendo los valores de la patria nueva. El compromiso de impulsar la democracia revolucionaria en Venezuela es irreversible. Por ello, no debe haber duda que seguiremos por el camino que nos ha trazado el Dios revolucionario.

Además de un compromiso y esfuerzo, la democracia revolucionaria ha sido asumida como una práctica orientada a la construcción de un sistema político con capacidad de respuesta a las demandas de los diferentes sectores de la sociedad, particularmente de los excluidos. Avanzamos hacia otros esquemas políticos más eficientes y se dejan atrás las falsas democracias de corta visión que para no ver la realidad se encerraron en acuerdos puramente formales y burocráticos, cobijándose muchas veces en el manto perverso de la institucionalidad irracional y los liderazgos inventados.

La anatomía de las democracias que están surgiendo y los gobiernos que están volviendo en América Latina muestran un rostro diferente con una clara tendencia no solo irreversible sino también de desarrollo fulgurante hacia el socialismo del siglo veintiuno. Se abren ciertos caminos para que sean las mismas sociedades quienes construyan su presente y su futuro sobre verdades reales. Hoy más que nunca es importante la profundización del proyecto revolucionario y la fortaleza del sistema político, con claridad de propósitos y objetivos del gobierno en la búsqueda de soluciones a los problemas sociales que garanticen el bienestar colectivo y le hagan frente a todo este bloqueo y sanciones de todo tipo por parte de gobiernos extranjeros.

La democracia revolucionaria es una realidad segura en Venezuela, y con posibilidades ciertas y posibles en otros países latinoamericanos. No obstante, para seguir avanzando seguros hacia la construcción de la patria grande, es necesario asumir y enfrentar los retos. Por ello “hay que dejar de lado la democracia boba y débil”, tal como lo dijo Hugo Chávez. Nos identificamos plenamente con ese planteamiento. De verdad, para que no sucumba en las garras de los enemigos y caiga en los espacios vacíos de la apariencia “la democracia revolucionaria tiene que ser necesariamente fuerte, poderosa, debe estar llena de fuerza. No debe ser una democracia debilucha, lánguida insulsa, ingenua”.

Es necesario y hasta profiláctico que esta democracia se distancie del modelo representativo. Debe clausurarse toda posibilidad de vuelta a esquemas políticos ya superados. Los liderazgos y democracias que se unen al tronco común de la corriente revolucionaria, deben cumplir la promesa de lograr avances políticos reales e iniciar verdaderos procesos irreversibles de cambio radical. Venezuela lleva buen rato limpiando el terreno, cortando la maleza y desalojando a los buitres oligarcas que, disfrazados de demócratas, ejecutaban leyes para saquear y entregar las riquezas de la nación.

Hay que sembrar la democracia revolucionaria en la conciencia de nuestros pueblos y sociedades, y en cada surco que se vaya abriendo también debe sembrarse el ideal revolucionario. No hay tiempo para dudar, ni mucho menos ir pausadamente. Las revoluciones son procesos para construir y Dios ha visto los grandes esfuerzos que se hacen desde el gobierno para construir la patria nueva. A pesar que las fuerzas del mal, las fuerzas opositoras no cesan en su empeño de crear el caos, Dios fortalece cada vez más a la democracia revolucionaria, llevándola de victoria en victoria. Sin duda alguna, Dios también es revolucionario.

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