domingo, 28 de julio de 2019

Chávez, el subversivo


Chávez hoy es Pueblo, raíz y corazón que se sembró en él y todo corazón es raíz,  ardor… amor. Él es ese amor, que regaló y derramó bondad en el cuerpo de la Nación: su nación, su tierra.

Nunca se irá, siempre está, convive y sufre aquí con nosotros, con su voz,  palabra,  conceptos e ideas: El mundo por venir.

Se fundió en ese pueblo,   absorbiéndolo y se hizo todos nosotros. Quien se hace pueblo nunca muere.

Nos dio voz. ¡Siempre…¡ La voz de Dios, es la voz del Pueblo. Este amor infinito por su gente lo concretó en una forma novedosa de hacer política: la antipolítica del corazón. Nunca calculó. ¡Nunca!  Sin medida alguna, sintió, se entregó y  consumió en su pueblo, con él, en sus heridas, sus sueños y sus esperanzas.

Nunca nos defraudó. Fue nuestro enteramente, una fuerza espiritual histórica, un líder atreviéndose a desafiar al imperio hegemónico mundial, su usura, su explotación y amenaza constante a la vida  en el planeta. Nunca comió cuentos: Iba siempre hacia adelante, con sus pobres, sus hambrientos, desarropados, enfermos y excluidos: los condenados de la Tierra según Frantz Fannon. Hizo el milagro aquí en la tierra: multiplicó los panes, creó un modelo de justicia social basado en la distribución de la riqueza y la redención social. Resucitó los principios de soberanía, emancipación y autodeterminación. Arrebató a la Nación de las fauces del vampiro capitalista. Revolvió la historia cuando se daba por descontado su fin. Rescató de la oscuridad de los abismos, no sólo a Venezuela, convertido en líder del mundo, a contracorriente del imperio neoliberal, abogó sostenidamente por un mundo pluripolar, única garantía de sostener la vida humana en el planeta, su equilibrio. Saltó por encima del vacío, mostró la posibilidad de un camino distinto: una vida auténticamente humana, respetuosa con el planeta.

Ese arrebato, esa pasión, su frenesí lo catapultó a líder universal, símbolo de un cambio inexorable… total trastocamiento de los planes de la superpotencia hegemónica criminal mundial.

Calcinó con su verbo el mapa de las estructuras oligárquicas de dominio. Su pensamiento revolucionario enfrentó y acorraló el chantaje injerencista, pillaje delincuente impuesto al mundo entero.

Hizo de la  Doctrina de la Unión Cívico Militar, inscrita indeleblemente en la conciencia del pueblo, principio fundamental para la protección de nuestro país. Se opuso férreamente a la corriente globalizante creando un Estado Democrático, Social de Derecho y de Justicia, hoy una anomalía sistémica, fortaleciéndolo para proteger a los venezolanos y venezolanas.

Mediante políticas distributivas  defendió el salario, disminuyó la pobreza, erradicó el analfabetismo, redujo el desempleo, cerró la brecha entre ricos y pobres, llevó salud donde nunca había llegado, devolvió la vista a miles de ciegos, sin excluir a nadie vistió a los desnudos, alimentó a los hambrientos, saldando una deuda histórica con el pueblo pobre más necesitado del país.

Levantando las banderas de la Patria Grande visionada por el Libertador Simón Bolívar extendió a Latinoamérica y el Caribe lo hecho para Venezuela; su pregonar integrador irrumpió en el ámbito nuestro americano mestizo impulsando causas que parecían perdidas. UNASUR, CELAC, ALBA, TELESUR son frutos de su genio; empeñó todo su esfuerzo para socorrer a los más desamparados: protección y defensa de los derechos de los indígenas, campesinos, mujeres, niños, sexo diversidad y personas con alguna discapacidad.

Levantó un dique de protección y contención frente a la intrusión negativa enemiga del poder global, incluso de las propias debilidades internas, por eso es el katechon, el escudo, la contención  de la iniquidad del sistema hiperliberal mundial. Removió y desató nuestro sentimiento íntimo, vital, haciéndonos irradiar una profunda venezolanidad, devolviéndonos el orgullo nacional y nuestro horizonte de sentido y esperanza. Se convirtió en la luz al final del túnel, corriente histórica que sus herederos estamos en la obligación de continuar para alcanzar la liberación integral definitiva de la Nación, patria cuya conciencia revolucionaria está predestinada a asegurar el cambio histórico que comenzó y protagonizó el gigante.

Chávez siempre fue un plan para salvar la humanidad (Mamud Ammanideyad). Supo conectarse a la fuente, energía creadora, luz posible, y desde allí, con esa luminosidad hizo mucho. Por ese esfuerzo suyo estamos obligados  a ser mejores, siempre mejores.

Hagamos que el ejemplo y sacrificio de este hombre justo no sea en vano ni sus palabras congruentes se las lleve el viento. 


María Alejandra Díaz
Constituyente

HUGO CHÁVEZ FRÍAS: Una voz que habla a través de los tiempos


El solo hecho de recordar al Comandante Supremo Hugo Chávez nos enaltece el pensamiento y los sentimientos se desbordan por las fibras del alma, desde donde brotan las corrientes cristalinas de la fe por la obra y el legado de ese gran hombre, ese gran venezolano,  cuyas palabras retumban cada día con más fuerza en la conciencia de todos.

Sin duga alguna, Hugo Chávez Frías (1954-2013) fue y será un venezolano de una extraordinaria grandeza humana y además, consecuente con sus ideales, con el verbo, con la acción y el compromiso por la vida de la República, por la paz y la justicia social. Precisamente, eso es  lo que ha identificado a los grandes hombres y mujeres a través de los tiempos, quienes con sus pensamientos y su lucha han sido ejemplos para la humanidad y para la patria donde les tocó nacer y vivir. Así encontramos a Cristo, cuya práctica de vida fue por la paz y el amor; a Simón Bolívar, quien sembró la libertad en la conciencia de la humanidad y empuñó la espada para emancipar a naciones enteras; a José Martí, de Cuba; a Sandino, en Nicaragua; a Salvador Allende, en Chile; y así tantos hombres y mujeres que fueron consecuentes con sus ideales, con sus luchas y que nunca traicionaron sus propios destinos, ni a sus respectivas patrias.

En Venezuela, en esta historia reciente, conocimos la grandeza de un ser humano, humilde, pero con una fuerza, con un amor inmenso por su pueblo, por su gente, por su país. Es Hugo Chávez  ese extraordinario ser humano. Él supo comprender el palpitar de la patria, palpar la realidad nacional y con su ejemplo de lucha, de entrega, de amor por los niños, por los ancianos, por los hombres y mujeres, desplegar una grandeza de ser humano plasmada en cada uno de sus actos, de sus discursos y de su pensamiento, que constituyen un legado que se ilumina con cada palabra, con cada frase que los venezolanos y venezolanas hemos hecho nuestra, para seguir la eterna marcha de la vida, rumbo hacia las llanuras infinitas del horizonte de la patria.

¡Qué grande fuiste Chávez! Despertaste las neuronas de la conciencia y las fibras del ser nacional y con tu visión del destino luminoso, trazaste las coordenadas, las líneas y las sendas de la Venezuela del Siglo XXI. Llegaste montado en la brizna del tiempo preciso y necesario para empezar a sembrar las semillas revolucionarias del cambio y la transformación. Tú mismo las sembraste en cada rincón del sistema político venezolano y en todo el entramado institucional del Estado venezolano, en cada sector, en las mentes y corazones de los hombres y mujeres de este país. Pronto esas semillas germinaron y comenzó la cosecha del cambio y de la refundación de la República. Las lluvias de brisa fresca hicieron brotar sentimientos espirituales profundos que marcaron otra etapa revolucionaria, llena de pueblo y de comuna como expresión del poder popular.

Hoy, 28 de julio es tu fecha de cumpleaños número 65, pero tu grandeza era inmensa y un día  te fuiste Comandante Supremo, rumbo a la eternidad, donde brilla la grandeza de Nuestro Dios y Padre Universal. Vaya tarea la tuya, dejarnos una patria viva, vibrante, que en estos días ha sentido los fogonazos del imperialismo norteamericano y el fascismo de la derecha venezolana y latinoamericana, que quieren acabar con tu obra y con tu legado. Realmente eso será difícil, por más patadas que den en su locura irracional, el imperio y los fascistas no podrán quebrar nunca jamás este sentimiento de amor que tu sembraste; tampoco podrán  quebrar el alma de esta patria que nos dejaste.

Chávez, fuiste un gran Presidente, un estadista; pero más que eso fuiste un patriota, un compatriota, un amigo, un camarada, un hermano, un padre. Tu lucha es nuestra lucha, tu compromiso ahora es nuestro compromiso; Tu legado, es la mejor herencia que nos dejaste y será la guía permanente para defender la patria en cada esquina, en cada calle, en cada avenida y en cualquier escenario donde sea necesario. Nuestro reto es no fallarte nunca y con tu ejemplo de vida y de líder, enfrentaremos las situaciones presentes y futuras. Hoy, la miseria humana, manifestada a través de la conducta violenta de los fascistas, nos pone a prueba; sin embargo, hemos enfrentado toda esta arremetida violenta con un llamado a la paz, evitando cualquier tipo de enfrentamiento. Sabemos que así hubiera actuado usted, llamando al diálogo, tal como lo hiciste en el 2002, cuando los grupos opositores y de la extrema derecha dieron un Golpe de Estado. Por eso decimos que tu voz y tu legado están más vivos que nunca.

De verdad, Chávez anda por ahí,  conversando con los niños y niñas, con los millones de hombres y mujeres de este país; desayunando con cada familia, sembrando con los campesinos, marchando con las milicianas y milicianos,  pescando allá en el Arauca, jugando una partida de dominó, de ajiley o de truco allá en mi Pueblo de San Miguel, estado Anzoátegui; cantando con la juventud venezolana, para enseñarles los valores de la vida; acompañando a cada estudiante de las escuelas, de los liceos y las universidades para vuelvan a sus aulas y asuman el compromiso de estudiar, luchar y debatir las ideas de la verdad, para que todos juntos terminemos de construir esta patria y no seguirle el juego a la oposición que quiere incendiarla y entregarla a la jauría imperial.

Sí, por allí anda Chávez, con su mirada, con su corazón palpitando en el pecho de millones de hombres, de mujeres, de ancianos y niños, que no olvidan a ese soldado, a ese gran estadista que supo interpretar el sentimiento de todo el pueblo. Efectivamente, Chávez sigue presente en la consciencia revolucionaria de todo el país y sus palabras, su discurso, su pensamiento, su proyecto y todo su legado es parte de la lucha del pueblo chavista, del PSUV, de los Consejos Comunales, de las universidades de vanguardia, de las milicias y cuerpos combatientes, de las UBCH, los CLAP, los colectivos de trabajadores y todos los frentes de batalla y ahora el Movimiento Somos Venezuela, dispuestos no solamente a defender con todo el coraje y la valentía el legado de Hugo Chávez.

Hoy más que nunca tenemos un tremendo compromiso con la patria, con la familia y con nosotros mismos.

De verdad, Chávez se quedó para siempre con nosotros. Por eso no se debe permitir que nadie profane su pensamiento y hable mal de su legado, que es nuestra fuerza moral y espiritual, nuestra verdad con la que estamos blindados para defendernos de los feroces ataques de la jauría opositora. En este país siempre se hablará de Chávez y su grandeza de ser humano, por eso decimos con fuerza:  ¡LEALES SIEMPRE, TRAIDORES NUNCA!

Eduardo Marapacuto
Politólogo

miércoles, 24 de julio de 2019

236 DESPUÉS: BOLÍVAR VIVO Y PRESENTE


Con motivo de que hoy miércoles 24 de julio, se cumplen 236 del nacimiento de Simón Bolívar, el Libertador de América, el soldado de la patria que entregó su vida por nuestra libertad, he querido reescrbir estas líneas y así sumarme a los homenajes que se le deben brindar  al Padre de nuestra amada patria y con ello reafirmar el compromiso de no desmayar ni un instante en la profundización de la revolución bolivariana, la defensa de nuestra patria y el apoyo a nuestro presidente legítimo y constitucional, Nicolás Maduro.

Efectivamente, hablar de Simón Bolívar es hablar de revolución. No se concibe la revolución venezolana y latinoamericana sin su presencia e influencia, inclusive a nivel mundial. 

A 236 años de nacimiento su legado de acción más que proclamas, son verdaderas letras y estrofas de canto a la libertad, a la vida, al amor que debemos sentir por la patria donde se nace.

Debemos tener bien preciso que a partir de 1806, Bolívar se convierte en el alma de la revolución libertadora y liberadora. Como hacen los grandes hombres, empezó a cumplir su palabra jurada ante Dios y ante su maestro allá en el Monte Sacro,  de consagrar la libertad de su patria. No vaciló ni un instante en aportar sus fuerzas y energías para romper las cadenas de la opresión. Mientras algunos pedían calma, él volaba como el viento para soplar el fuego de la revolución que había entrado por las costas de Ocumare, con ese otro gigante que fue Francisco de Miranda.

También debemos tener bien claro en este momento que, el  ambiente que se presentaba en las colonias sometidas y controladas por el Imperio Español, para el momento de iniciarse las gestas emancipatorias era de agitación, confusión, de duda y rencor. Se vivía en un ambiente vacilante, de querer y no querer iniciar la revolución. Aunque parezca un contrasentido, una parte de la élite criolla sólo quería un movimiento para compartir el poder político con los españoles, y otro grupo, quería asegurar el poder sólo para ellos y no compartirlo con ninguna clase social. Simón Bolívar quería una revolución para alcanzar la libertad y construir una gran nación, con espacios para todos los sectores y clases sociales.

Muchas de estas posturas las observamos hoy en día en la clase opositora venezolana, donde vemos comportamientos políticos llenos de odio y rencor; toda esa cohorte opositora traicionera y ápatrida tiene unas ganas inmensas de entregarle el alma de la República al Imperio norteamericano para que arrasen esta tierra y  le pisoteen el rostro a todos los venezolanos y venezolanas; otros de manera cobarde, no aceptan la voluntad del pueblo y conspiran todos los días y todas las noches para asesinar al presidente Maduro y detener el proyecto bolivariano. No obstante, las voces de Bolívar retumban a través del tiempo para seguir soplando los vientos de la verdad y para que los patriotas no abandonemos la lucha y  la defensa de la revolución.

De esta manera vemos claramente que la derecha de hoy, no sólo quiere matar a la revolución, sino silenciar el pensamiento vivo de Simón Bolívar.

También debemos recordar que durante todo su proceso de dominación, la corona española siguió una política de limitación de la participación política de la clase criolla. Entre las principales limitaciones, se contemplaba:

- ausencia de representación en cortes
-  discriminación rígida de los criollos en los más altos puestos; 
- así como también se limitaban algunas actividades económicas, principalmente el comercio directo con extranjeros. Solo se debía hacer con la Corona.

Doscientos treinta y seis años después podemos decir que Bolívar no es un relato, sino que es legado que habla, una voz que retumba por aquí y por allá, invitandonos a seguir por la senda de la lucha y la victoria revolucionaria.

Hoy, con estas palabras he querido resaltar tu legado mi gran Libertador; y dentro de 4 días también será la fecha de nacimiento de ese otro gigante llamado Hugo Chávez Frías.

Eduardo Marapacuto
POLITÓLOGO

miércoles, 17 de julio de 2019

¡Fuera yanquis de América Latina!


El embajador de Venezuela en Chile asegura que el ataque a Venezuela no es sólo por el petróleo; esto es mucho más grande y toda Latinoamérica debe estar alerta.

En el marco de un encuentro tuvimos la posibilidad de tener una breve charla con el embajador de Venezuela en Chile, Arévalo Enrique Méndez Romero, aquí no se trata de apoyar o no a un gobierno y repetir como loros lo que muchos quisieran escuchar, por lo tanto llevaremos a ustedes a leer lo que dijo una persona que vive en carne propia y sabe de lo que habla.

El diplomático, que es un académico muy formado, nos contó allí su visión de la situación venezolana. De todas las cosas que dijo, hubo una en particular que rompió con algunos de los esquemas, lo cual nos hizo pensar y lo queremos compartir.

A partir de nuestras preguntas nos dijo que los intentos golpistas en Venezuela no tenían que ver únicamente con el petróleo (veníamos de las “guarimbas” de 2014 y todavía faltaban las de 2017), que hay muchas más razones. Se preguntó retóricamente ¿cuánto vale en precio de mercado TeleSur? por ejemplo. Y yo agrego ¿cuánto valdrá políticamente para las grandes corporaciones mediáticas silenciar esa voz disidente?

Además, explicaba el embajador que la banca venezolana está mayoritariamente en manos del Estado, al igual que los Servicios Públicos de luz, gas, agua [y telecomunicaciones]. Así como las empresas siderúrgicas y del aluminio. Es decir: ¡todo un oasis virgen para la voracidad privatista de las grandes corporaciones multinacionales que controlan esos sectores!

En ese momento nos dijo que PDVSA tendría un valor en activos por 2 billones de dólares. Una de las primeras acciones que la prensa le atribuyó al autoproclamado Guaidó es que iba a renovar la directiva de la empresa “Citgo Petroleum”, filial de PDVSA en Estados Unidos y “uno de los principales activos de la industria fuera de sus fronteras”. Además, sostenían que ya tiene programado sancionar una nueva “Ley Nacional de Hidrocarburos” que establece términos “fiscales y contractuales FLEXIBLES” [1] ¿Les suena este término?

Antes de Chávez, PDVSA se comandaba desde una computadora central que estaba en Miami. Cambiar esa situación le costó sabotajes, lock out y un golpe de Estado que duró 47 horas (también promovido desde EEUU). Seguramente, una de las primeras cosas que sucederá si triunfa el “restablecimiento democrático” comandado por Trump, será volver a poner en funcionamiento ese comando de Miami.

El diplomático nos contó además, que Aznar y el Rey de España se habían enojado con Chávez cuando éste había decidido sacar a las pesqueras comerciales del Caribe Venezolano (mayoritariamente españolas), que estaban devastando los recursos. Había beneficiado, en cambio, a los pescadores artesanales y recuperado la soberanía ictícola del país.

Como si fuera poco, en Venezuela está prohibida la siembra con transgénicos. Es muy triste que Bayer-Monsanto, Dupont, Novartis, que se cuentan entre las corporaciones más poderosas del planeta, no pueden hacer florecer los frutos podridos del agro negocio, por culpa de la feroz “dictadura”.

Por otro lado, la República Bolivariana de Venezuela no le compra más armas ni pertrechos militares a EEUU o Francia, como se solía hacer. En cambio las adquiere en Rusia y China.

El Complejo Industrial Militar gobierna Norteamérica desde la salida de la 2º guerra mundial, como lo advirtió el mismo presidente Dwight  Eisenhower, al terminar su mandato en 1961. Ni comercial, ni geopolíticamente pueden estar contentos los amos y señores de la guerra con esta situación.

Finalmente, Venezuela tiene las mayores reservas de petróleo comprobadas del mundo, mientras que Estados Unidos es el principal consumidor de ese recurso...

Como verán, las grandes corporaciones pueden llegar a tener mucho por ganar, flexibilizar, privatizar, saquear…

Por eso ¿En serio les preocupa la democracia?

¿En serio están diciendo que la democracia va a “retornar” a Venezuela de la mano del racista, misógino, rey mundial de la intolerancia y apologeta de la supremacía blanca? El que cerró por dos meses el gobierno porque no le aprueban su muro medieval, donde encarcelan niñas y niños migrantes ¿Esa bestia, junto al pinochetista Piñera, el Pro-cesista Macri, y el fascista de Bolsonaro son los paladines de la democracia?

¡Permítanos que ríamos un poco… o quizas lloremos!

Ya pasó el siglo XX y los primeros años del XXI. No hace falta ser historiador para saber lo que ha sucedido después de cada intervención yanqui. Tampoco hace falta ser constitucionalista para darse cuenta que un presidente no se nombra por twitter desde EEUU, ni se autojuramenta en un palco callejero. Ni un politólogo para saber que la democracia en la Casa Blanca se mide según cuán cerca del suelo estén las rodillas de un gobierno. Una ecuación muy simple: mientras más postrado a sus intereses, ¡más demócrata!

Después de la crisis global de 2008 se ha iniciado una ofensiva brutal sobre nuestros pueblos. En julio de 2008 los yanquis rehabilitaron la Cuarta Flota (responsable de operaciones en el Caribe, América Central y del Sur), mientras que se ha ampliado la presencia de bases militares: los informes sostienen que ya habría 76 bases militares de EE.UU. y la OTAN. Desde entonces se han producido varios episodios que atentan contra la democracia. En 2009 los yanquis propiciaron un golpe de Estado en Honduras, en 2012 hubo un golpe parlamentario contra el presidente Lugo en Paraguay, en 2015 la derecha logró destituir a Dilma a través de “impechment” y el año pasado encarcelaron a Lula, para que no pueda presentarse a elecciones. Facilitando el ascenso de Bolsonaro. Por mencionar los episodios más significativos.

Se trata de esfuerzos brutales que buscan destruir la soberanía de los países latinoamericanos y que pretenden profundizar el saqueo: por las “buenas”, con ayuda de los medios y el poder judicial… o por las malas.

Por eso nadie en Nuestra América puede ser imparcial ante lo que está sucediendo. Discutir sobre el gobierno de Maduro no es el eje del debate. Sus problemas y contradicciones (que las hay y son grandes) las deberá resolver el pueblo venezolano.

El tema central hoy es la paz, la estabilidad, la democracia (en serio), la soberanía y la autodeterminación. Frente a la injerencia, la colonia y el saqueo.

¡Fuera yanquis de America Latina!

George Stinney Jr.


El adolescente George Stinney Jr. de ascendencia africana, fue la persona más joven con condena a muerte en el siglo XX en los Estados Unidos.

Solo tenia 14 años cuando fue ejecutado en una silla eléctrica.
Durante su juicio, hasta el día de su ejecución, siempre llevaba una biblia en sus manos, clamando inocencia.

Fue acusado de matar a dos niñas blancas, Betty de 11 años y Mary de 7, los cuerpos fueron encontrados cerca de la casa donde residía el adolescente con sus padres.

En ese momento todos los miembros del jurado eran blancos. El juicio duró sólo 2 horas y la sentencia fue dictada 10 minutos después.

Los padres del niño fueron amenazados y se les impidió hacerle regalos en la sala de juicio para luego expulsarlos de esa ciudad.

Antes de la ejecución, George paso 81 días sin poder ver a sus padres.

Quedo atrapado en un celda solitaria, a 80 km de su ciudad. Fue oído solo sin la presencia de sus padres o de un abogado.
Fue electrocutado con 5,380 voltios en la cabeza.

70 años después, su inocencia fue finalmente probada por un juez en el sur de Carolina. El niño era inocente, alguien armo todo para culparle solo por ser negro.

Stephen King se inspiró en este caso para realizar su libro "La milla verde", la cual fue llevada al cine con la actuación de Tom Hanks y Michael Clark Duncan interpretando a John Coffey.
Una de TANTAS historias que dan ganas de vomitar cuando los gringos te hablan de democracia y de derechos humanos...


Clap Mariscal Sucre II
@MariscalSucreLK

Un poquito de decencia


“Un poquito de decencia, eso es la felicidad.”
José Ignacio Cabrujas

No es tanto la talanquera como el envilecimiento, que se encarnizan en la traición. Pero tampoco es la traición, que puede hallar excusas, como que no se respeta el legado del maldito Chávez —o algo así que no entiendo bien—, sino que se desmelenan en la alevosía y la infamia.

Porque cambiar de parecer es algo hasta respetable y puede que aconsejable si devanándose los sesos se hallan mejores ideas, mejor información, un ángulo desde donde ver más claro. El problema no está ahí sino en el ensañamiento, en la histeria, en Felipe González, en Michelle Bachelet, en Benito Mussolini que fue de izquierda, socialista y todo. Hasta Pedro Estrada decía que había sido de izquierda por allá al comienzo de su miserable vida.

Es que caen en la miseria moral y en recomendar lanzar materos a la gente y viene una mente desquiciada que leyó ese tuit, supongo, aunque tampoco importa, y lanza una botella de agua congelada desde un 7º piso y mata a una pobre viandante que no estaba en el entrevero sino que salió a comprar unas papas. Unos tomates. Un adobo. ¿Había necesidad de eso? No. De lo que sí hay necesidad es de un poquito de decencia porque no puede haber felicidad mientras se participa en una operación tipo Libia, como está haciendo Bachelet con su firma canalla. O justificar a través del silencio la quema de gente viva o el descuartizamiento de una mujer por un puñado de dólares. Y no es solo lo que ha pasado sino lo que tienen en mente que pase. Impedir la importación de alimentos, medicinas e insumos de todo tipo, que no haya baterías, que haya apagones unánimes y después acusar a Maduro de todo eso. ¿Has oído hablar del fariseísmo? O asociarse con quien se roba una ayuda humanitaria, que ni es ayuda ni es humanitaria sino un caballo de Troya.

No me espanta la derecha de siempre sino la recién vestida, esa a la que no dejan pasar del zaguán en las fiestas burguesas, pero que se arrastra en una degradación impetuosa. En el zaguán. A lo mejor le tiran un trago. ¿Has visto un zaguán? Tal vez no. Nadie se queda en un zaguán porque es lugar de paso. He visto a gente arrastrarse así y he sobrevivido. Gente que uno quiso pero que no se quiso.

Roberto Hernández Montoya
@rhm1947

La razón de la alegría


«El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. 
Los pueblos deprimidos no vencen. 
Por eso venimos a combatir por el país alegremente. 
Nada grande se puede hacer con la tristeza.»
Arturo Jauretche

A todos los que no somos Mendoza, Lovera, Machado, Zuloaga, nos golpea esta guerra.

Todos somos su objetivo, ninguno de nosotros puede evitar serlo.

No hay modo: Venezuela está en la mira de los dueños y los venezolanos, todos, salvo los Amos del Valle, somos fichas desechables en este tablero de guerra.

Después de años de intentos locos y violentos, donde alguien tenía que dar la cara, a finales de 2012 los dueños afinaron una estrategia que venían incubando desde hacía varios años.

Recuerdo el martes 9 de octubre, lo recuerdo clarito porque regresaba a mi casa luego de un mes de ausencia, y tuve que hacer mercado para poner mi cocina al día.

Recuerdo mi asombro cuando vi que en cada pasillo había un trabajador remarcando mercancía.

De domingo para martes todo subió casi al doble “¡Y se va a poner peor!” –me dijo con una sonrisa sádica, creyéndose parte de “la gran familia del dueño”, el pendejo asalariado que estaba arrodillado remarcando latas de atún, chacumbelemente.

Y se puso peor…

Ya lo sabemos.

Vamos a asfixiar a Venezuela, dijeron los voceros del Departamento de Estado, y bueno, Venezuela se asfixia, asfixiando a los venezolanos. 
Eso no es difícil de entender, y menos ahora, cuando a todos nos falta el aire.

Es una guerra cruel.

Ya sabemos cómo funciona, por otras historias de otros países, ya conocíamos de lejos los efectos que empezamos a sentir de cerquita, en carne propia. 
Es jodido saber lo que viene y seguir levantándose cada mañana con una sonrisa y con esperanza, pero no hay otra: los pueblos tristes no vencen y los chavistas no tenemos otra opción que no sea vencer. 
Los chavistas lo sabemos. 
Es jodido ver a algunos compañeros caer en el camino, es jodido verlos señalarnos por nuestra insistencia de seguir andando por el mismo camino donde una vez nos encontramos.

Es jodido ver cómo algunos pretenden que sintamos vergüenza por no caer derrotados, por no entregarnos, por ser capaces de seguir peleando con toda el alma y seguir sonriendo… 
Es jodido pero es parte, del parte de guerra.

Parece que la alegría es un agravio, cosa que complace a los dueños que nos quitan todo para quitarnos la alegría.

Porque de eso se trata, de desmoralizarnos hasta el punto de sumergirnos en la tristeza más profunda: la desesperanza. 
Los pueblos tristes no vencen y el chavismo es alegría.

Esa es, y ha sido, nuestra mayor fortaleza.

Defender la alegría es vital en esta guerra y esto pasa por inventar y celebrar cada invento, por pequeño que sea, como gran una victoria, porque lo es.

Porque en la medida que nos reinventemos nos acercamos a nuestro objetivo.

La alegría pasa por el descubrimiento de nuevas capacidades, de nuevas posibilidades, de nuevas formas de hacer las cosas.

Pasa por celebrar cada cuesta remontada.

La alegría pasa por cada gesto de solidaridad que nos acerca, que nos fortalece.

Pasa por el visible florecimiento de la inevitable organización efectiva de la gente para resolver problemas comunes. 
Pasa por la reflexión, por el reacomodo y el deslastre.

Pasa incluso por lo más pequeño, lo más insignificante, por lo cotidiano, lo bonito, lo inocente que persiste a pesar de los dolores, inconsciente de ellos, pasa por preservar esa pureza.

Pasa por la dignidad de guapear, de no mostrarte herido ante quien te quiere destrozado en pedacitos. 
No tambalear ante quien quiere verte derrumbado.

Pasa, en lo individual, por ayudar a todos los que puedas, no como un acto de caridad masturbatoria, sino como un acto de militancia.

En esta guerra, no ayudar al otro, es un delito de traición a la Patria.

Defender la alegría y expresarla a todo gañote, como cañonazos. 
Defender la alegría contra la vergüenza que nos quieren imponer por sonreír en tiempos de guerra.

Defender la alegría impúdicamente, amorosamente, a carcajadas, sin pedir permiso ni perdón. Porque los pueblos tristes no vencen y nosotros venceremos.

Carola Chávez
@Tongorocho

Expulsiones, no migraciones


La gobernanza global al servicio del imperialismo transnacional capitalista, diseña, instrumentaliza y aplica contra la Humanidad nuevas lógicas de expulsión de los órdenes sociales y económicos. Expulsión como ocupación para desmantelar el Estado social.

Además de la guerra, otras prácticas se diseñan para este fin: despido de millones de trabajadores, precarización de salarios, desempleo, proscripción de programas gubernamentales de salud y bienestar social, eliminación de seguros y demás ayudas, así como de regímenes legales de protección.

Los Gobiernos subordinados a esta lógica privatizan grandes extensiones de tierra de su propio territorio con la excusa de producir alimentos. Expulsan a los pequeños pueblos campesinos y acaban con las economías rurales locales. Aprueban leyes que permiten prácticas destructivas de extracción de minerales destrozan todo a su paso y aplican políticas de austeridad que van desde la pobreza extrema hasta el empobrecimiento de las clases medias. Para rematar, tributan millones de refugiados en campos formales e informales. 
Este plan de pérdida de la soberanía de los Estados Nación refuerza autoridades no territoriales, no estatales. Las fuerzas multiestatales y transnacionales mandan, retrogradan el consumo, expolian al trabajador y expulsan a millones de desempleados, lanzándolos a la pobreza extrema. Como símbolo de un fenómeno social tenemos la migración como una expulsión, hija de estos males.

La “Migración Segura”, definida por los globalistas encubiertos, vincula las sociedades de todas las regiones y también a nivel interregional. Hace que todas las naciones sean países de origen, tránsito y destino, naturalizándola. Al eliminar sus fronteras con el fin de colapsarlos, demuele los acervos e identidades de sus pueblos, desapareciendo a los ciudadanos y su gentilicio. Da existencia a una nueva condición social. Ahora todos pasamos a ser, no ya ciudadanos ni nacionales, sino migrantes. Somos “Personas Sociales”, individuos estandarizados, homogéneos y desarraigados. Desaparece la condición de ciudadanos.

Ese plan lo han venido aplicando al dedillo en Venezuela. Inducen, generan situaciones de crisis y colapsos, provocan el pánico y la huida. A millones de seres humanos no les queda otro remedio sino escapar de los flagelos asociados a estos fenómenos, promovidos, por la guerra híbrida que es guerra económica, inseguridad, narcotráfico, hambre, crímenes y desplazamientos forzados por la violencia instalada en sus territorios. Esto incluye, entre otros hechos, la trata de personas y el plan de demolición del modelo de Chávez que nos protegía.

Hasta el momento la ONU y sus multilaterales no han visibilizado ni actuado a fin de eliminar o atenuar las causas reales de esas situaciones. Sólo se han dedicado a “arreglar” las consecuencias, adaptándolas a esquemas y diseños pre elaborados. La corporatocracia ve en estas crisis migratorias un negocio: 2.328 médicos venezolanos aplican examen de suficiencia en Chile, miles de trabajadores migran al Metro de Santiago, otros miles de arquitectos, ingenieros y demás profesionales han sido captados por esos países que no tienen ningún tipo de regulación y control soberano ni inversión alguna.

Nuestro país ha sido históricamente generoso, solidario y benevolente con los migrantes y refugiados. Hoy, gobiernos miserables catalogan a los venezolanos de plagas y así los mal-tratan con persecuciones, esclavitud laboral y hasta sexual. Son abusos, visas y papeleos interminables como si fuésemos criminales.

Esta situación, exacerbada por la irresponsabilidad de individuos como Julio Borges, quien tildara a nuestros migrantes de “enfermedad contagiosa que debía extirparse antes de contaminar el continente”, es promovida por ONGs, entre ellas, la Open Foundation Society de George Soros, financista directa de este tipo de actividades.

Ese trato cruel nos mueve a denunciar ante la comunidad internacional la conducta criminal de estos gobiernos contra nuestro pueblo, una flagrante violación de los Derechos Humanos. Exigimos respeto a los migrantes de todo el mundo, sobre todo para los venezolanos y venezolanas que han decidido buscar su vida fuera del país.

Señalemos a los verdaderos culpables de esta tragedia: el bloqueo criminal contra Venezuela y el modelo capitalista salvaje, depredador, extractivista material y financiero, explotador y asesino. Son los que promueven estas migraciones económicas, variante de la maquinaria de guerra de armas silenciosas accionadas mediante la regla problema-reacción-solución.

María Alejandra Díaz

Constituyente

martes, 16 de julio de 2019

Pare de sufrir: “Los imperios no suscriben tratados sobre DDHH…”


Magistral y demoledor texto de Luis Britto García contra el infame informe de la Bachelet.

1. No hay causa más noble que la de los Derechos Humanos, ni hipocresía más ruín que utilizarlos para propósitos opuestos a aquellos para los cuales fueron reconocidos.

2. Los Imperios nunca suscriben tratados que los sometan a tribunales competentes sobre Derechos Humanos. Las Cortes o instituciones que dicen defenderlos no tienen reparos en formular condenas infundadas para culpabilizar a las víctimas de los imperios. Un informe de la Alta Comisionada en Derechos Humanos de las Naciones Unidas (ACNUDH) Navy Pali en el cual se acusaba falsamente de violación de Derechos Humanos a Muhammar Khadafi sirvió de pretexto para el linchamiento del mandatario, el bombardeo sistemático de Libia por fuerzas de la OTAN y su saqueo y desmembración por fuerzas mercenarias que desde 2011 destruyen el país en guerra civil interminable.

3. Un documento vale por su coherencia con otros del mismo ente. El 16 de marzo de 2017 el Consejo de Derechos Humanos de la ONU adoptó, es decir aprobó, el resultado del Examen Periódico Universal sobre Venezuela. Entre noviembre y diciembre de 2017 Alfredo de Zayas, Experto independiente de la ONU para la Promoción de un Orden Internacional Democrático y Equitativo, nos visitó y concluyó que “la guerra económica no comenzó con las sanciones de 2015, sino con la llegada de Hugo Chávez al poder hace veinte años”. El informe de Bachelet intenta desautorizar ambos documentos arrojando toda la responsabilidad de la crisis sobre el gobierno bolivariano a partir de 2018: “El desvío de recursos, la corrupción y la falta de mantenimiento en la infraestructura pública, así como la subinversión, han tenido como resultado violaciones al derecho a un nivel adecuado de vida, entre otros, debido al deterioro de servicios básicos como el transporte público y el acceso a electricidad, agua y gas natural”.

4. Un informe tiene el mismo valor que sus fuentes. El de ACNUDH sobre Venezuela sostiene que la Alta Comisionada se reunió con “muchas contrapartes, incluido el Presidente Nicolás Maduro, el Vicepresidente, el Ministro de Relaciones Exteriores, altos cargos de 17 ministerios, el Presidente de la Asamblea Nacional y diputados/as de la oposición. Asimismo, se reunió con el Presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, el Fiscal General, el Presidente del Tribunal Supremo de Justicia y el Defensor del Pueblo”. En este conteo son mencionados sólo veintiún representantes del gobierno legítimo. Mientras que entre los opositores son mencionados más de mil (en su mayor parte sin especificación de nombres ni de cantidades): el presidente elegido por nadie; los diputados de la oposición, “representantes de la Iglesia Católica, el sector empresarial, universidades, estudiantes, sindicatos, organizaciones de derechos humanos, aproximadamente 200 víctimas, la comunidad diplomática y el equipo de la Organización de las Naciones Unidas en el país”. Además de ello, la Comisionada habría realizado “558 entrevistas con personas víctimas, testigos y otras fuentes”.

5. Un Informe tiene el mismo valor que sus datos. De los 558 testimonios, confiesa el informe disimuladamente en nota al pie de página que “460 entrevistas fueron realizadas en la Argentina, el Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, España, México, y Perú, y 98 de manera remota”. Vale decir, la mayoría tuvieron lugar fuera del país, con personas que por ausentes no tienen conocimiento real y actual de lo que en él acontece y posiblemente adversan al gobierno legítimo. Ello evidencia que el informe de Bachelet fue redactado o por lo menos documentado de manera previa a su visita, a partir de fuentes con igual desconocimiento de la realidad del país al cual todavía no había visitado.

6. Un informe vale lo mismo que su imparcialidad. A pesar de la voluntaria omisión de precisiones, cifras y menciones, por propia confesión trasciende que el de ACNUDH habría sido redactado, por un lado, a partir de la consulta a 21 representantes del gobierno legítimo, y por el otro mediante la consulta a más de un millar de personas o instituciones adversas a él, la mayoría sin contacto directo con la realidad del país sobre el cual declaran. Esta impresionante desproporción de casi cincuenta a una de fuentes en su mayoría anónimas y ausentes del país descarta cualquier pretensión de objetividad o veracidad. Como bien apunta Alfredo de Zayas: “El principio fundamental que guía a cualquier investigador honesto es audiatur et altera pars: Todas las partes deben ser escuchadas”. Pero no en proporción de veinte a una.

7. Una denuncia vale lo mismo que quien la formula. Añade el informe que “garantizó confidencialidad” a los entrevistados, “para proteger las identidades de las fuentes, y observa que muchas de estas manifestaron su temor a represalias”. Tal argumento no es válido. Si la mayoría de los denunciantes estaban fuera del país, también lo estaban fuera del alcance de sus autoridades. A diferencia de Estados Unidos, Venezuela no opera cuerpos represivos fuera de sus fronteras. La mención del ACNUDH sólo significa que “muchas de estas” denuncias (de hecho la casi totalidad) son anónimas, y por tanto sin efectos. Es principio universal el derecho del acusado de conocer los hechos que se le imputan, incluyendo la identidad de su acusador. Ninguna declaración de testigo procede sin su identificación con nombres, apellidos y domicilio, salvo en casos muy limitados de juicios especiales en los cuales una legislación dispense explícitamente tales requisitos. A denuncia anónima, prueba nula.

8. El Informe examinado no es más que colección de opiniones de informantes anónimos prejuiciosamente seleccionados por adversar al gobierno legítimo. Ni una sola de sus conclusiones invalida la del informe de Zayas en 2018: “Algunos países prefieren prolongar el sufrimiento del pueblo venezolano con la expectativa que el país se sumerja en una crisis humanitaria para justificar la intervención militar”.▪

Luis Britto García
Julio 14, 2019

Resistir y vencer


En contra del pueblo venezolano, al igual que ocurre con Cuba y Nicaragua, el imperio norteamericano y sus aliados arrecian sus ataques. Debemos estar muy alertas y preparados para seguir resistiendo y venciendo. La clave, como hasta ahora, está en la unidad de las fuerzas de la Patria, que con firmeza y optimismo, conscientes del rol histórico que nos ha correspondido desempeñar, seguiremos en la lucha diaria, acumulando victorias en la batalla permanente por nuestra construcción socialista.
El imperio no cesará en sus pretensiones de dominarnos como lo demuestra la historia reciente de nuestro continente. Tratando de evitar el avance de los procesos progresistas y democráticos en la región  ha implementado golpes de estado de todo tipo, desde los más “tradicionales” como en el caso de Venezuela contra el Comandante Chávez en 2002 y el Presidente Nicolás Maduro el pasado 30 de abril, hasta los llamados golpes parlamentarios y la judicialización de la política. Los procesos amañados contras líderes y lideresas progresistas de Nuestra América forman parte de ese guión; tal es el caso del que condenó injustamente al ex Presidente Lula en Brasil, evitando que fuese candidato a la Presidencia de la República y, seguramente, electo nuevamente como primer mandatario de ese país. Es lo que pretenden hacer también con Cristina Fernández en Argentina y Rafael Correa en Ecuador.

En Venezuela, solo en la última década, el imperio norteamericano en complicidad con sus aliados internos y externos nos han sometido a un criminal golpe de estado continuado, conformado, según el prestigioso intelectual Ignacio Ramonet, por cuatro guerras: la insurreccional, la mediática, la diplomática y la económica; a las que yo agregaría una quinta: la “institucional”. Su plan es provocar un estallido social y quebrar nuestra inquebrantable unión cívico militar, legado del Comandante Eterno. 

Ante esto, trabajar por la unidad en la diversidad sigue siendo el gran reto histórico que tenemos por delante, para retomar la senda libertaria que demandan los pueblos de la Patria Grande que cambió para siempre, como el resto del mundo, hoy hecho multicéntrico y pluripolar, como tan acertadamente lo vislumbrara el Comandante Chávez. Es nuestro deber, como revolucionarios y revolucionarias, seguir arando ese camino, hasta la concreción definitiva de nuestra independencia. 

Nosotros, las y los patriotas, queremos transitar ese camino en paz. En ese sentido, enarbolamos la proclama aprobada durante la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), celebrada en enero de 2014 en La Habana, que define a la América Latina y el Caribe como zona de paz; lo que supone “…el estricto cumplimiento de la obligación de no intervenir, directa o indirectamente, con los asuntos internos de cualquier otro Estado…”, resolver las diferencias que pudieran existir de forma pacífica; y “…respetar plenamente el derecho inalienable de todo Estado a elegir su sistema político, económico, social y cultural”.

Nuestro pueblo ha elegido mayoritariamente el  camino de la Independencia, de la Soberanía, de la Justicia Social y de la Paz, y hemos demostrado que si se puede, que siempre se podrá resistir para vencer, porque como sentenciara José Félix Ribas “no podemos optar entre vencer o morir, necesario es vencer”. Es lo que hemos hecho y seguiremos haciendo.

¡Con Bolívar y Chávez, seguiremos Venciendo!

Adán Chávez Frías
@Adan_Coromoto

La Habana, 14 de julio de 2019

domingo, 14 de julio de 2019

¿Hay revolución en Venezuela? Diálogos con la izquierda europea


Un par de recientes viajes a España e Italia me ofrecieron la posibilidad de conversar con muchos intelectuales, académicos y políticos del menguante arco progresista que aún existe en esos países. Luego de repasar la inquietante situación europea y el avance de la derecha radical mis interlocutores me pedían que les hablase de la actualidad latinoamericana pues, me aseguraban, les costaba comprender lo que allí estaba ocurriendo. Recogiendo el guante yo comenzaba por reseñar la brutal ofensiva restauradora del gobierno de Donald Trump contra Venezuela y Cuba; proseguía pasando revista a la desgraciada involución política sufrida por Argentina y Brasil a manos de Macri y Bolsonaro y los alentadores vientos de cambio que provenían de México; la centralidad de las próximas elecciones presidenciales que tendrían lugar en Octubre en Argentina, Bolivia y Uruguay y finalizaba esta primera ojeada panorámica de la política regional denunciando la perpetuación del terrorismo de estado en Colombia, con cifras espeluznantes de asesinatos de líderes políticos y sociales que causaban sorpresa entre mis contertulios por ser casi por completo desconocidas en Europa, lo cual dice mucho acerca de los medios de comunicación ya definitivamente convertidos en órganos de propaganda de la derecha y el imperialismo. 

Al detenerme para brindar información más pormenorizada sobre  los criminales alcances de la agresión perpetrada en contra de la República Bolivariana de Venezuela siempre surgía, como si fuera un cañonazo, la siguiente pregunta: pero, dinos: ¿se puede realmente hablar de una revolución en Venezuela? Mi respuesta siempre fue afirmativa, aunque tenía que ser matizada porque las revoluciones –y no sólo en Venezuela– siempre son procesos, nunca actos que se consuman de una vez y para siempre.

Impresionado por una visita que hiciera a la Capilla Sixtina para contemplar, una vez más, la genial obra de Miguel Angel se me ocurrió pensar que para muchos de mis interlocutores –y no sólo europeos– la revolución es algo así como el pintor florentino representaba la creación del hombre o de los astros: Dios, con un gesto, una mirada ceñuda, un dedo que apunta hacia un lugar y ¡he ahí el hombre, allí está Júpiter, allá la revolución! Esta suerte de “creacionismo revolucionario” sostenido con religioso ardor incluso por contumaces ateos, –¡que en lugar de Dios instalan en su lugar a la Historia, con hache mayúscula, bien hegeliana ella!– contrasta con el análisis marxista de las revoluciones que desde Marx, Engels y Lenin en adelante  siempre fueron interpretadas como procesos y jamás como rayos que caen en un día sereno para dar vuelta, irreversiblemente, a una página de la historia.

Siguiendo con la analogía inspirada en la Capilla Sixtina uno podría decir que contra el “creacionismo revolucionario”, expresión de un idealismo residual profundamente anti-materialista, se impone el “darwinismo revolucionario”, es decir, la revolución concebida como un proceso continuo y evolutivo de cambios y reformas económicas, sociales, culturales y políticas que culminan con la creación de un nuevo tipo histórico de sociedad. En otras palabras: la revolución es una larga construcción a lo largo del tiempo, en donde la lucha de clases se exaspera hasta lo inimaginable. Un proceso que desafía al determinismo triunfalista de los "creacionistas" y que siempre se enfrenta a un final abierto, porque toda revolución lleva en su seno las semillas de la contrarrevolución, que sólo puede ser neutralizada por la conciencia y la organización de las fuerzas revolucionarias. Esta sería la concepción no teológica sino secular y darwinista, es decir, marxista de la revolución. Y no está demás, anticipándome a mis habituales críticos, recordar que no por casualidad Marx le dedicó el primer tomo de El Capital a Charles Darwin.

Las revoluciones sociales, por consiguiente, son acelerados procesos de cambio en la estructura y también, no olvidar esto, en la superestructura cultural y política de las sociedades. Procesos difíciles, jamás lineales, siempre sometidos a tremendas presiones y debiendo enfrentar obstáculos inmensos de fuerzas domésticas pero sobre todo del imperialismo norteamericano, guardián último del orden capitalista internacional. Esto ocurrió con la Gran Revolución de Octubre, y lo mismo con las revoluciones en China, en Vietnam, en Cuba, en Nicaragua, en Sudáfrica, en Indonesia, en Corea. La imagen vulgar, desgraciadamente dominante en gran parte de la militancia y la intelectualidad de izquierda, de una revolución como una flecha que sube a los cielos del socialismo en línea recta es de una gran belleza poética pero nada tiene que ver con la realidad. 

Las revoluciones son procesos en donde las confrontaciones sociales adquieren singular brutalidad porque las clases institucionales que defienden el viejo orden apelan a toda clase de recursos con tal de abortar o ahogar en su cuna a los sujetos sociales portadores de la nueva sociedad. La violencia la imponen los que defienden un orden social inherentemente injusto y no los que luchan por liberarse de sus cadenas. Eso lo estamos viendo hoy en Venezuela, en Cuba y en tantos otros países de Nuestra América. 

Dicho lo anterior, ¿cuál fue mi respuesta a mis interlocutores? Sí, hay una revolución en marcha en Venezuela y la mejor prueba de ello, la más rotunda, es que las fuerzas de la contrarrevolución se desataron en ese país con inusitada intensidad. Una verdadera tempestad de agresiones y ataques de todo tipo, que sólo pueden comprenderse como la respuesta dialéctica a la presencia de una revolución en vías de construcción, con sus inevitables contradicciones. Es por eso que un test infalible para saber si en un país hay un proceso revolucionario en curso lo brinda la existencia de la contrarrevolución, es decir, de un ataque, abierto o solapado, más o menos violento según los casos, destinado a destruir un proceso que algunos “doctores de la revolución” consideran como un inofensivo reformismo o a veces ni siquiera eso. 

Pero los sujetos de la contrarrevolución y el imperialismo, como su gran director de orquesta, no cometen tan gruesos errores y con certero instinto procuran por todos los medios poner fin a ese proceso porque saben muy bien que, cruzada una delgada línea de no retorno, el restablecimiento del viejo orden con sus exacciones, privilegios y prerrogativas sería imposible. Aprendieron de lo ocurrido en Cuba y no quieren correr el menor riesgo. ¿Es una revolución aún inconclusa la que hay en Venezuela? Sin dudas. ¿Enfrenta gravísimos desafíos por las presiones del imperialismo y por déficits propios, por el cáncer de la corrupción o por algunas políticas gubernamentales mal concebidas y peor ejecutadas? Indudable. Pero es un proceso revolucionario que tendencialmente apunta hacia un final que es inaceptable para la derecha y el imperialismo, y por eso se lo combate con saña feroz.

En Colombia, en cambio. las fuerzas de la contrarrevolución actúan de la mano del gobierno para tratar de aplastar a la revolución en ciernes que se agita del otro lado de la frontera. ¿Están aquellas fuerzas operando para derrocar a los gobiernos de Honduras, Guatemala, Perú, Chile, Argentina, Brasil? No, porque en estos países no existen gobiernos revolucionarios y por lo tanto el imperio y sus peones se desviven por apuntalar esos pésimos gobiernos. ¿Operan en contra de Venezuela? Sí, y con el máximo rigor posible, aplicando todas y cada una de las recetas de las Guerras de Quinta Generación, porque saben que allí sí se está gestando una revolución.

¿Y por qué tanto encono en contra del gobierno de Nicolás Maduro? Fácil: porque Venezuela posee la mayor reserva petrolera del planeta y es junto a México uno de los dos países más importantes del mundo para Estados Unidos, aunque sus diplomáticos y sus paniaguados de la academia y los medios rechacen con burlas este argumento. Es ocioso enfadarse con ellos porque esa gente simplemente está cumpliendo el papel que les fuera asignado y por el cual son generosamente recompensados. Venezuela tiene más petróleo que Saudiarabia, y además muchísima más agua, minerales estratégicos y biodiversidad. Y además, todo a tres o cuatro días de navegación de los puertos estadounidenses. Y México también tiene petróleo, agua (sobre todo el acuífero de Chiapas), grandes reservas de minerales estratégicos y, como si lo anterior fuera poco, es país fronterizo con Estados Unidos. Un imperio que se cree inexpugnable al estar protegido por dos grandes océanos pero que se siente vulnerable desde el sur, donde una extensa frontera de 3169 kilómetros es su irremediable talón de Aquiles que lo coloca frente a frente con una Latinoamérica en perpetuo estado de fermentación política en pos de su Segunda y Definitiva Independencia. 

De ahí la importancia absolutamente excepcional que tienen esos dos países, cuestión ésta incomprensiblemente subestimada aún por gentes de izquierda. ¿Y Cuba? ¿Cómo explicar los más de sesenta años de ensañamiento en contra de esta heroica isla rebelde? Porque ya desde 1783 John Adams, segundo presidente de Estados Unidos, reclamaba en una carta desde Londres (donde había sido enviado para restablecer los lazos comerciales con el Reino Unido) que dada la gran cantidad de colonias que la Corona británica poseía en el Caribe había que anexar sin más demora a Cuba a los efectos de controlar la puerta de entrada a la cuenca caribeña. Cuba, excepcional enclave geopolítico, es una vieja y enfermiza obsesión estadounidense que arranca muchísimo antes que el triunfo de la Revolución Cubana.

Pero la ofensiva contrarrevolucionaria no se detiene en los tres países arriba nombrados. También arrecia contra el gobierno de Evo Morales en Bolivia, que logró una prodigiosa transformación económica, social, cultural y política convirtiendo a uno de los tres países más pobres del hemisferio occidental (junto a Haití y Nicaragua) en uno de los más prósperos y florecientes de la región, según atestiguan organismos tales como la CEPAL, el Banco Mundial o la prensa financiera mundial. Recuperó el control de sus riquezas naturales, sacó a millones de la pobreza extrema y además lo hizo con Evo Morales, un miembro de una de sus etnias originarias fungiendo como presidente, un logro histórico sin parangón en esta parte del mundo. 

Y Nicaragua también está en la línea de fuego, porque por más defectos o errores que pueda tener la revolución sandinista la sola presencia de un gobierno que no esté dispuesto a ponerse de rodillas frente al Calígula americano (como hacen Macri, Bolsonaro, Duque y compañía) es más que suficiente para desatar todas las furias del infierno en contra de su gobierno. Y, además, está la crucial –en términos geopolíticos– cuestión del nuevo canal bioceánico que podrían construir los chinos y que constituye un verdadero escupitajo en el rostro de quienes se reapoderaron del Canal de Panamá y los saturaron, otra vez, con bases militares prestas a sembrar muerte y destrucción en nuestros países.

Termino recordando una sabia frase de Fidel cuando dijo que “el principal error que cometimos en Cuba fue creer que había alguien que sabía como se hacía una revolución”. No hay un manual ni un recetario. Son procesos en curso. Hay que fijar la vista no sólo en el momento actual, en los desconcertantes relámpagos de la coyuntura que hoy agobian a Venezuela, sino también visualizar la dirección del movimiento histórico y tener en cuenta todas sus contradicciones. Al hacer esto, no cabe duda que en Venezuela se está en medio de un convulsionado proceso revolucionario que, ojalá, y "por el bien de todos", como decía Martí, termine prevaleciendo sobre las fuerzas del imperio y la reacción. 

Nuestra América  necesita esa victoria. Todo esfuerzo que se haga para facilitar tan feliz desenlace será poco.

Atilio A. Borón

martes, 9 de julio de 2019

Políticas de cultura y comunicación Hacia un nuevo orden mundial de la cultura y la comunicación


Toda organización política (y, por lo tanto, toda organización) debe tener en su “agenda” la problemática histórica actual en materia de cultura y comunicación. No es mucho pedir y no hay escapatorias. Ya tuvimos tiempo de sobra para aprender que, entre todas las batallas que la humanidad libra hacia su emancipación, los “territorios” de la Cultura y la Comunicación han sido especialmente colonizados y mayormente plagados con derrotas muy severas.Pero no se trata de priorizar la cultura y la comunicación en una “agenda” donde se las entienda exclusivamente como “espectáculo”, “entretenimiento” o “curiosidad”… como suele hacer cierto sector de las oligarquías y sus burocracias. No se trata de fingir, con discursos, que nos ocupa o preocupa la “diversidad” expresiva de los pueblos. No se trata de repetir la mueca clientelista que reparte becas, o subsidios, a los amigos y a los amigos de los amigos. No se trata de convencernos con sesudas disquisiciones academicistas ni convenciones internacionales plagadas con naderías en la práctica. De lo que sí se trata es de habilitar, profundizar y ensanchar el ejercicio de derechos humanos inalienables como son el derecho a la cultura y el derecho a la comunicación, no sólo en igualdad de “oportunidades” sino, principalmente, en igualdad de condiciones.
Una “agenda” de cultura y comunicación para nuestro tiempo, debe interesarse por la democratización de las herramientas de producción, distribución e interlocución del “sentido”. Debe interesarse por el ascenso de una corriente semántica renovada por el fragor de las luchas sociales que en todos los ámbitos (ciencias, artes, filosofías, tecnologías…) viene librando la especie humana para garantizarse un lugar digno en su propio desarrollo y no un lugar de “espectador” sometido por un sector social acaparador e históricamente opresor de las mayorías. Tal “agenda” debe interesarse, (inter, multi y transdisciplinariamente) por erradicar los medios y los modos con que los pueblos han sido infiltrados con “valores” o “antivalores” que sólo convienen el statu quo y que han inoculado núcleos de “falsa conciencia” redituables a la ignorancia funcional, al mundo de la mentira como verdad, al sometimiento de consciencias y al mercantilismo desaforado infectado de individualismo y consumismo.

De las fuerzas políticas actuales (que dicen ser emanación de la voluntad popular o de las clases trabajadoras) no podemos esperar menos que un modelo comprensivo y dinámico que, en materia de cultura y comunicación, se disponga a corregir las asimetrías en el campo de la disputa por el sentido. Que sepa desarrollar un arsenal de herramientas para la crítica (en todos los “sentidos”) ante la hegemonía de la “Iniciativa Privada”; contra el burocratismo clientelista y contra el silenciamiento de las comunidades semánticas más variadas que, además de diversas, son mayoría abrumadora. Que, además de las herramientas para la crítica ponga al alcance de todos los cuerpos legales, las fuentes metodológicas, los espacios de formación, las herramientas de producción, las infraestructuras de transmisión, los modelos de evaluación y la dinámica de la retroalimentación. Abiertas, participativas, auto gestionadas, autónomas y de revocabilidad consensuada desde las bases. Para empezar.

No es posible aceptar políticas de cultura y comunicación sin consultas desde las bases y desde la historia. No es aceptable abandonarse a los caprichos del mecenazgo, no es recomendable aspirar al mundo feliz de las “industrias culturales” reproductoras de la lógica de la mercancía en el campo de las ideas y las emociones sociales. Cultura y comunicación no son mercancías, son Derechos Humanos Fundamentales y al Estado compete su desarrollo, ensanchamiento y profundización. O será nada.
Una organización política que en su “agenda” no contenga, como prioridad de corto plazo, el desarrollo de una Política de cultura y comunicación, descolonizadora y transformadora, debe revisarse a fondo contrastándose con los hechos duros y crudos que han venido amenazando a las democracias en las décadas recientes, tal como lo advirtió el Informe MacBride de 1980. No es que falten casos ejemplo, autores denunciantes ni amarguras realmente existentes en el escenario actual donde la cultura y la comunicación han sido secuestradas por los poderes monopólicos trasnacionales. Lo que sí está faltando es la decisión política de fuerzas organizadas, con mandato de la clase trabajadora, para desplegar una experiencia nueva y renovadora atenta a las exigencias de los tiempos actuales y del futro inmediato.
“Se requieren nuevos discursos y enfoques que sirvan de referencia a las políticas culturales” ya reclamaba Irina Bokova de la UNESCO. En su reclamo, desde luego están las exigencias cualitativas y cuantitativas, están las consideraciones administrativas y de gestión gubernamental, además de estar a expectativa geopolítica acentuada en una visión Sur-Sur. Y lo que está faltando es la ordenación de las acciones que garanticen un cambio de paradigmas, a fondo, por cuanto compete a la comprensión teórica y práctica de la cultura y la comunicación no sólo como expresiones “reflejo”, “espejo” del pensar y el “sentir” social sino como instrumentos para la acción transformadora directa. Hay que romper con resabios y taras de las “culturas” desarrolladas por los colonialismos para contar con pueblos mansos y tributarios de la riqueza para los “amos”.

Hace falta sepultar a la andanada mercantilista creadora de las “culturas” de la adicción (como el alcoholismo, la farmacodependencia y todas las adicciones autodestructivas). Hay que romper con todo lo que oprime y deprime a los pueblos, obligándolos a resignarse a una cultura de esclavo, a una moral de súbditos y a una estética colonizada que derivan siempre en beneficios comerciales para las clases opresoras. Eso falta a las políticas de cultura y comunicación que han de nacer en esta etapa y en el seno de las organizaciones políticas que quieran ser respetadas por su respeto histórico a las luchas de sus pueblos. Cultura y comunicación para la emancipación. Nuevo orden.

Fernando Buen Abad Domínguez

Dr. En filosofía

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