miércoles, 20 de marzo de 2019

Trump y Bolsonaro lanzan nuevos mensajes de guerra



El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prometió respaldar el o te de Brasil a la OTAN, la organización guerrerista e intervencionista del hemisferio norte. Lo dijo con contundencia: Washington quiere a Brasil como un “aliado militar preferente”.

La histórica concesión que hizo el lunes el presidente brasileño Jair Bolsonaro con Trump al cederle una base militar aeroespacial a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos serán ampliamente correspondidas por Washington.

Al lado de Bolsonaro, Trump reactualizó su frase de que "todas las opciones están sobre la mesa" para acabar con la Revolución Bolivariana. Las “sanciones más duras” contra Venezuela aún no habían llegado, escupió con ira.

Sobre su alianza militar con Brasil, Trump dijo: “vamos a ver eso muy, muy fuertemente en términos de, ya sea la OTAN o algo que tenga que ver con la alianza”.

“Tendría que hablar con mucha gente, pero quizá será un aliado en la OTAN”, agregó Trump durante una conferencia de prensa con Bolsonaro. “Brasil y Estados Unidos nunca han estado más cerca”, concluyó.

Hasta el momento, América Latina tiene un sólo país con un estatus especial de aliado militar estratégico de la OTAN: Colombia.

Sobre Venezuela, Trump insistió: “creo que hablo por ambos mandatarios al decir que todas las opciones están sobre la mesa (…) todavía no hemos impuesto las sanciones más duras, pido a los militares venezolanos que dejen de apoyar al títere de Maduro”. Bolsonaro asintió.

Ambos presidentes fueron dos de los primeros Gobiernos que reconocieron al líder golpista Juan Guaió como presidente interino de Venezuela.

Apenas asumió, Bolsonaro no descartó una intervención militar como una solución para acabar con el Gobierno bolivariano pero su vicepresidente y representante de la corporación militar brasileña, Hamilton Mourao, lo desmintió al afirmar: “para nosotros la militar nunca fue una opción”.

Pero este martes, con Trump al lado, Bolsonaro ofreció una frase siniestra: “si hay una intervención militar no será algo público. Hay algunos temas que, si hablas sobre ellos, ya no son estratégicos”.

El presidente ultraderechista reafirmó: “es una cuestión de estrategia, todo lo que discutamos aquí lo cumpliremos, pero de algunas posibilidades no se habla en público”.

Bolsonaro también se llevó de Washington promesas comerciales y el respaldo de Trump de reforzar las relaciones comerciales después de varios gobiernos “antiestadounidenses”.

Trump habló por Bolsonaro con su anuencia cuando afirmó: “Brasil está comprometido a derribar las barreras comerciales. Podemos aprovechar el momento para sellar acuerdos en materia de tecnología, industria y energía. Estamos conversando para instalar una base de lanzamiento espacial en Brasil y tenerlos como socio”.

En el mismo sentido, Trump anunció que respaldaría el ingreso de Brasil a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).◼

Fuente: América XXI

lunes, 18 de marzo de 2019

New York Times, CNN Y FORBES desatan crisis existencial en periodismo opositor venezolano (+Clodovaldo)



Una crisis existencial sacude actualmente a ciertos sectores de la comunicación masiva de tendencia opositora. No es para menos: su verdad ha sido cuestionada, no por gente a la que están acostumbrados a descalificar (y entrenados para hacerlo), sino por medios que hasta ahora habían sido referencias importantes, faros y guías de su quehacer.

Llueve y no escampa para esta gente. Primero fueron varios medios, entre ellos la muy antichavista CNN, que osaron usar la expresión “autoproclamado” para referirse a Juan Guaidó, en lugar de llamarlo presidente encargado o interino, tal como, al parecer, se había acordado en una especie de consenso semántico  de los grandes poderes políticos, diplomático y mediáticos.

Es surrealista, pero debemos aclararlo por si acaso alguien lee esta nota dentro de algunos años. La denominación autoproclamado o autojuramentado es estrictamente veraz porque Guaidó se juramentó a sí mismo en medio de una manifestación callejera, pero los impulsores del consenso semántico se pusieron bravos con esa veracidad, al punto de que el Departamento de Estado reprendió públicamente a sus compinches descarriados].

Luego vino lo peor. El excelso diario The New York Times, uno de los sueños dorados de casi todo periodista fabricado en las escuelas de Comunicación Social de Venezuela, ha tenido la desfachatez de decir la verdad sobre la quema de los camiones en el puente internacional [Simón Bolívar] el 23 de febrero, contraviniendo un acuerdo tácito que en este caso –por lo que se entiende– no era solo sobre la semántica sino algo más profundo: sobre la realidad misma.

Ese sí que fue un mazazo en el medio de la coronilla y no se los pegó Diosdado Cabello, sino un medio gringo de toda gringuitud, casi un mito del periodismo estadounidense, solo comparable en su rol superheróico con El Planeta, ese donde trabajan Clark Kent y Luisa Lane.

Otra necesaria acotación: el NYT estuvo muy lejos de ser el primero en afirmar que los camiones fueron quemados por guarimberos opositores, no por funcionarios del gobierno. En vivo y directo lo hicieron varios otros medios, incluyendo este portal, LaIguana.TV, y la televisora Telesur, pero para que se desatara la crisis existencial fue necesario que un órgano validado por el statu quo mediático certificara como cierto lo que ya demostraban innumerables videos, fotos, audios y testimonios].

El tercer impacto vino por cuenta de la revista Forbes, que salió a escena para adelantar que es perfectamente viable la posibilidad de que  el apagón nacional del 7 de marzo haya sido causado por un sabotaje perpetrado de manera remota por EEUU, tal como lo ha denunciado el gobierno de Venezuela.

Y, para completar esta especie de repentino ataque de veracidad mediática, vuelve a aparecer CNN, esta vez con una investigación sobre un acontecimiento ocurrido hace más de siete meses: el magnicidio frustrado del 4 de agosto de 2018. El reportaje demuestra que fue cierto el complot planificado y ensayado en Colombia para asesinar al presidente Nicolás Maduro, un hecho que los medios y periodistas opositores tanto globales como venezolanos se cansaron de negar, refutar y ridiculizar.

Este último episodio ya le dio al asunto un giro de alta sospecha, pues nadie estaba esperando que este tema reflotara en un momento como el actual. Resultó inevitable pensar que algo raro están tramando los jefes del NYT, CNN y otros medios, algo seguramente relacionado con las maneras de disputarse el poder que tienen las mafias políticas de EEUU.

Como sea, queda en evidencia que la verdad para esos grandes medios es una herramienta que solo usan cuando les conviene. Por eso casi nunca la hacen relucir en un primer momento, sino que la esconden hasta que sea buen negocio (político o económico) echarla a rodar.

A pesar de tan cuestionable sentido de la ética informativa, estos medios globales quedan mejor parados que los medios y periodistas opositores de acá que, en el trance de su tremenda crisis existencial, claman porque se restablezcan de inmediato las “verdades” fabricadas por el consenso político-diplomático-mediático.

Preguntaría Mafalda: Pero, ¿qué clase de periodismo es esa?

Clodovaldo Hernández
LaIguana.TV

Normalización de relaciones fronterizas entre Venezuela y Colombia avanza a «paso lento»

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